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Biografía del Siervo de Dios

RAMON RIUS I CAMPS

Mártir de la Fe

Miquel Bonjoch Teixé, C.M.F.

El Siervo de Dios

RAMON RIUS CAMPS

Misionero Claretiano

Mártir de la Fe

Vicepostulación Claretiana

Catalunya

© Miquel Bonjoch Teixe, cmf

Vicepostulacion Claretiana de Catalunya

Angel Guimerà, 11

08650 Sallent

Impreso en España - Printedn in Spain

Imprime: Publicaciones Digitales, S.A.

www.publidisa.com. = Sevilla

Sumario

Introducción

Capítulo I

La Vida en familia

Capítulo II

Postulante Claretiano

Capítulo III

Novicio Y Profesión

Capítulo IV

Misionero Hermano

Capítulo V

Vida espiritual ascendente

Capítulo V

Fiel a la Causa de Jesús hasta el martirio

Capítulo VII

Sacrificio agradable a Dios

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Introducción

La reliquia de un Castillo

Santa Fe de les Oluges es un pueblo situado a unos

8 kilómetros de Cervera, capital de la comarca de la Segarra,

provincia de Lleida.

Este pueblo tiene un esbelto castillo, digno de ser

visitado por su reconocido valor histórico y por los espacios

privilegiados que guarda en su interior.

En ellos nació el Siervo de Dios Ramón Rius Camps,

Mártir de Jesucristo.

En ellos se vivieron experiencias de verdaderas catacumbas

del siglo XX, durante más de 30 meses.

Y en ellos sobre todo experimentó Ramón lo que

podemos llamar el espíritu de Getsemaní, durante las cinco

semanas anteriores a su inmolación el día 2 de septiembre

de 1936, en las puertas del cementerio de Cervera.

Esta reliquia del Castell de Santa Fe ha empezado a

ser visitada con veneración y respeto. El día 26 de abril de

1998, Montserrat y Teresa, hermanas del Siervo de Dios,

descubrieron una lápida, junto a la puerta principal de su

casa, para perpetuar la memoria de este insigne mártir de

la fe.

Las páginas de esta biografía quieren cumplir de

10

forma elemental, pero suficiente, las exigencias de la ambientación

histórica y cronológica; indican ligeramente, pero

de una forma clara, la topografía de los diversos lugares

recorridos, y se entretienen más profundamente en la trabazón

causal de los hechos.

Entre estos destacamos tres procesos importantes:

1) La llamada clara a una vocación religiosa. 2) La llamada

a laico consagrado: su ideal repetidamente manifiesto de

entregarse a un servicio apostólico, como Hermano Coadjutor,

con palabras de aquellos tiempos. 3) Y finalmente el

espíritu de Getsemaní, preparación consciente y profunda

para la Hora del Martirio.

Inmediatamente después del sacrificio de Ramón se

extendió la fama de su martirio y fue creciendo hasta nuestros

días la confianza en su intercesión ante el Señor.

*****

El año 1948 se incoó el Proceso de Beatificación

o Declaración de Martirio de los Siervos de

Dios Jaime Girón y 59 Compañeros, entre los cuales

está el Siervo de Dios Ramón Rius Camps.

11

Capítulo I

La vida en familia

1913-1925

Nacimiento

En Santa Fe nació Ramón Rius Camps el día 26 de

enero de 1913. Es un pueblo cargado de años, como testimonian

su castillo, su portal y sus murallas. Por su ubicación

domina la cuenca alta del torrente Sió, que desemboca

en el Segre, y está situado en el ángulo norte-oriental del

término de les Oluges, cercano a Altarriba y a Estaràs.

En la cima del pueblo descuella elegante un

majestuoso castillo medieval. En una de sus habitaciones

vino Ramón a este mundo. Fue el penúltimo de los siete

hijos de Jaime Rius y de Josefa Camps: 1) María Rosa,

muerta a los dos años, 2) María, 3) Filomena, 4) José, muerto

a los tres años, 5) Montserrat, 6) Ramón y 7) Teresa. Todas

las familias del pueblo celebraron gozosas la noticia

del recién nacido, que corrió de casa en casa sin excepción.

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Las felicitaciones caldearon el ambiente helado de aquel

crudo invierno de 1913.

Los padres

El padre de Ramón se llamaba Jaime. La madre,

Josefa. Los dos era cristianos a carta cabal. El escritor Luís

Torras Badía hace una fotografía clara y profunda de ambos

en su libro La bona gent del Castell de Santa Fe,

publicado en 1995 por la Editorial Hormiga de Oro de Barcelona.

Numerosos vínculos familiares unían a Jaime y

Josefa con muchas poblaciones vecinas. La familia de Cal

Castellé era querida y respetada por los vecinos del pueblo

y muy visitada por los parientes de la comarca. Como dicen

las Memorias escritas por la M. María Rius, era como

la casa pairal de todo el vecindario.

El padre, Jaime Rius i Domingo, nació el año 1875

en el mismo Castillo. Era muy cordial y tierno con su

esposa y sus hijos. Jaime era alto y esbelto, de frente

despejada y de ojos grandes y abiertos. Hombre pacífico,

cedía primero sus derechos antes de ver quebrantada la

convivencia fraterna en casa o entre vecinos. Cuidaba el

campo para el sustento de la familia. Cuando murió su

padre se buscó un mozo que le ayudara. Un día, cabalgando

en una yegua, camino del trabajo, tuvo la desgracia de caerse

de ella. Fue operado de la columna vertebral por el Dr. Puig-

Sureda de Barcelona. Pero ya no volvió a ser el mismo

trabajador de antes. El futuro de la casa se oscurecía. Ni

Ramón tenía la edad propia para suplirle. Ni el padre estaba

en condiciones de poderle instruir debidamente. Jaime en

estas circunstancias y siempre dio claros ejemplo de filial

13

confianza en Dios. Cuando se hizo pública la opción de su

hijo Ramón por la vocación misionera, el padre fue objeto

de críticas por parte de algunos vecinos. “Prefiero mis hijos

fieles a su vocación antes que verlos cubiertos de oro”,

respondió. Jaime murió en Santa Fe el día 31 de octubre de

1926.

La madre, Josefa Camps Morros, nació en el vecino

municipio de Freixenet el año 1882. Josefa era la mujer

fuerte como las de la Biblia. Ya antes de casarse dio

muestras de entregas heroicas en su mismo pueblo de

Freixenet. A los 23 años perdió el oído. Suplió esta pérdida

con una inteligencia superdotada: entendía el más mínimo

gesto de labios o manos del interlocutor. Tenía un espíritu

evangélico que la hacía muy acogedora y sensible ante

cualquier necesidad. Fue generosa en desprenderse de sus

hijos cuando manifestaban el deseo de seguir su vocación

religiosa o matrimonial. Durante la persecución religiosa

de 1936-1939 protagonizó un continuado acto heroico de

fe, exponiendo su vida en aras de la caridad. Murió en Cervera

el día 2 de marzo de 1967.

Los hermanos

María Rius Camps nació el día 3 de octubre de 1903.

Es autora de la Breve Biografía de Ramón Rius Camps,

editada en 1988. Ingresó religiosa en las Carmelitas de

San José de Barcelona, Instituto fundado el 10 de octubre

de 1900 por la Ven. M. Rosa Ojeda, con la aprobación del

Obispo José Morgades. Profesó el 9 de agosto de 1923.

Dirigió sus destinos como Superiora General. Fue testigo

directo de la fidelidad de su hermano Ramón durante los

14

meses de julio y agosto de 1936 y especialmente en la

noche de su prendimiento y martirio. En 1934 contrajo

una tuberculosis aguda, que no cedía ante los medicamentos.

Después del martirio de Ramón, María se encomendó

a la intercesión de su hermano, y curó al parecer de un modo

milagroso: repentinamente y sin recaer.

Filomena Rius Camps nació el día 21 de diciembre

de 1905. Casada con José Comaposada de Cal Cisco, de

Santa Fe, fue madre de cinco hijas: Pepeta (n. 1925), Rosalia

(n. 1927) , Maria (n. 1929) y Montserrat y Teresina,

gemelas (n. 1936). Rosalía y Maria ingresaron religiosas

en las Carmelitas de San José. Filomena fue también

testigo de las virtudes heroicas de su hermano.

Montserrat Rius Camps nació el 26 de julio de 1910.

Ingresó en las Carmelitas de San José. Fue muchos años

el brazo derecho de su hermana Maria, Superiora General.

Su testimonio sobre el martirio de Ramón es de un

gran valor.

Teresa Rius Camps, la hermana menor, nació el

día 16 de abril de 1915. Contrajo matrimonio el año 1941

con Magín Cornellana, y es igualmente testigo de los hechos

martiriales de Ramón. La noche del martirio tuvo un

papel muy importante al lado de su madre Josefa cuando

se presentaron a media noche en el cementerio de Cervera

en busca de Ramón.

La casa natal de Ramón

La casa natal de Ramón hoy es objeto de respeto y

admiración por los devotos del mártir. Es una reliquia au15

téntica. El día 26 de abril de 1998 se colocó solemnemente

una lápida junto a la puerta principal. Aquel día un público

numeroso y devoto visitó todas las dependencias de la casa.

Una Eucaristía en la iglesia parroquial había iniciado la

fiesta. Esta celebración, preparada con afecto fraterno por

sus hermanas Montserrat y Teresa, será siempre recordada

con mucho cariño por todos los asistentes.

Dentro de la casa se conservan muy arreglados todos

los espacios. Son muy importantes para nuestra historia,

poque ellos fueron testigos de toda la infancia de Ramón,

y sobre todo porque fueron testigos de su Getsemaní. Hoy

toda la casa es valorada como unas catacumbas del siglo

XX. El librito mencionado de La bona gent el Castell de

Santa Fe guarda los recuerdos de aquellos años de tribulación.

El 1913 vivían en esta Casa Natal de Ramón, apodada

Cal Castellé, los abuelos paternos José Rius y Maria

Rosa Domngo, sus padres Jaime Rius Domingo (1875-

1926) y Josefa Camps Morros (1882-2 de marzo de 1967),

y cuatro hermanas: Maria, Filomena, Montserrat y Teresa.

Iniciación cristiana

El día 2 de febrero de 1913 el Párroco Mn. Bartomeu

Minguell bautizó aquel niño en la pila bautismal de la

Iglesia de San Pedro de Santa Fe. Fueron padrinos Ramón

Codina y Teresa Camps. Le pusieron por nombre Ramón.

El acta dice así:

“Dia dos de Febrero de mil novecientos trece, en

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las fuentes bautismales de la parroquial iglesia de S. Pedro

Ap. de Santa Fe, Diócesis de Solsona, y provincia de Lérida,

he bautizado solemnemente y según rito de N.S.M.

Iglesia a Ramón, José, Bartolomé, nacido a las once de la

mañana del día veintiséis de Enero último, hijo legítimo y

natural de los consortes Jaime Rius, labrador, natural de

esta parroquia de Sta. Fe y Josefa Camps, de Freixenet del

Obispado de Vich. Abuelos paternos: José Rius de Taltahull

y Maria Rosa Domingo de Sta. Fe consortes. Abuelos maternos:

Juan Camps de Freixenet; y Teresa Morros, de Sta.

Fe, consortes. Bartomeu Minguell , Pbro.”

Recibió su primera Comunión el día de Pascua de

Pentecostés: 23 de mayo de 1920. En el recordatorio de la

Primera Comunión, firmado por Mn. Miquel Rubiol,

Párroco, consta el día de la Confirmación, que tuvo lugar

el día 18 de junio de 1913. Ramón fue creciendo robusto y

aplicado como la mayoría de los niños del pueblo de Santa

Fe. Recibían el buen ejemplo de sus propias familias.

Asistían a la iglesia y a la escuela. Participaban en las fiestas

del pueblo. Vivían con ilusión otras efemérides locales.

El ambiente familiar

El ambiente familiar era una lección viviente de

religiosidad cristiana, de buena convivencia y de laboriosidad

incansable. La fe afloraba sobre todo en el cumplimiento

externo de todos los deberes religiosos y en el cultivo de

las devociones más populares como el Rosario en familia y

la práctica de los Primeros Viernes de Mes. La familia de

Cal Castellé tenía asignado el día 18 de cada mes para

rezar el Rosario desde las 9 hasta las 10 de la noche en

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virtud de su adhesión al Rosario perpetuo. Al rezo del

Rosario seguía algún relato bíblico o un poco de catequesis

generalmente por parte de la madre, mientras servía la

cena que tomaban juntos alrededor del hogar. Otro signo

de piedad auténtica era el buen hablar con aquellas expresiones

tan conocidas como - Si Déu vol. - Que Déu et perdoni.

- Déu vos guard. - Que Déu hi faci més que nosa!ltres.

- Déu sobre tot. Y cuando uno agradecía algo diciendo :

Gràcies, se respondía: - A Déu siguin dades.

El signo más convincente de esta fe fueron las vocaciones

religiosas nacidas en la familia: Dos hijas, María

y Montserrat, ingresaron en el Instituto de las Carmelitas

de San José y un hijo, Ramón, en la Congregación Claretiana.

Pocos años más tarde, dos sobrinas suyas, Rosalía y

María, profesaron también en el Instituto de las Carmelitas

de San José.

Bondad natural

En Ramón se conjugaba desde pequeño un carácter

tenaz y una bondad natural heredada de sus padres. Este

buen corazón de Ramón era notorio desde sus primeros años.

Aún niño ya tenía la iniciativa de ayudar a su abuelo en mil

detalles, como prepararle la silla, ir en busca de leña para

que no pasara frío en invierno... Sus padres veían cristalizada

esta bondad en una obediencia constante a la menor

insinuación. URamónU estaba dotado del talento de la ternura

filial.

Durante su vida religiosa se manifestó en un servicio

muy esmerado a sus hermanos de Comunidad, y creció

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continuamente hasta el punto de perdonar y abrazar a los

mismos que le detuvieron para el martirio. Le había caído

en suerte un buen corazón.

La escuela

La escuela es el complemento de la familia. La compañía

de los niños y niñas de la misma edad; el trato diario,

el impacto de un buen maestro, todo queda grabado en la

memoria de los alumnos. La educación escolar es fundamental

para toda la vida. En la escuela Ramón estaba atento

y fácilmente concentrado. Cuando su maestro Don Juan

Iglesias Escofet le preguntaba, Ramón respondía con sencillez.

Tanto en casa como en la escuela manifestaba una

inclinación natural al diseño y una gran facilidad por el

dibujo. Le llamaban el pequeño artista. Ya de pequeño se

ingeniaba para dibujar en cualquier papel. Esta habilidad la

cultivó según sus posibilidades durante toda su vida. La

habitación del Hno. Ramón Rius, decía su connovicio Hno.

Valero Rubiella, parecía una exposición de tintas de todos

los colores. Para cultivar su genio de artista, aprovechaba

el tiempo libre. Cuando llegaba la fiesta onomástica de su

madre le enviaba un dibujo personal lleno de color, de ilusión

i de amor. Entre las reliquias que se conservan de

Ramón figuran varias de estas felicitaciones.

La catequesis

La necesidad de una buena escuela no suple nunca

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los beneficios de una buena catequesis cristiana. Mosén

Miquel, el Párroco, lo sabía muy bien; y con su celo pastoral

supo infiltrar en aquellos niños el amor a Jesús, que en

Ramón crecería hasta el heroísmo. En la catequesis de

aquellos tiempos se memorizaba el Catecismo del Papa San

Pío X. También era costumbre en la parroquia de Santa Fe

vestir de San José y de Virgen María a algunos pequeños

durante alguna función de las fiestas de Navidad. Estas catequesis

en la parroquia y las explicaciones familiares en

casa fueron la semilla que un día dio trigo abundante.

Efemérides locales del pueblo

Entre las efemérides más sobresalientes vividas en

el pueblo podemos citar la Santa Misión de 1918, predicada

en Santa Fe por los Misioneros del Corazón de María.

Ramón tenía solo cinco años. cuando la Parroquia

de Santa Fe fue misionada por los Claretianos P. Luís

Sellarés y P. Agustín Blanch. Quizás quedara bien grabada

en la memoria de Ramón la entrada solemne de los Padres

misioneros con crucifijo colgado sobre el pecho. Todos los

fieles en procesión salieron a recibirlos más allá de la entrada

del pueblo. La imagen del Santo Cristo salió al encuentro

de los predicadores llevada por los portantes adornados

con sus vestiduras talares. La Misión fue una gracia

extraordinaria para Santa Fe. Ramón, con solo cinco años,

acudía a los ensayos de los cantos de misión. Como recuerdo

de la Misión, se levantó una Cruz trabajada en hierro

forjado. Los feligreses la colocaron a la vera del camino

del cementerio junto a la antigua balsa.

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Los niños y niñas de la Parroquia hicieron su primera

Comunión durante la misión. La hermana de Ramón,

Montserrat, de 8 años, era una de ellas.

A la Santa Misión de una parroquia solían acudir

los feligreses de los pueblos vecinos. Seguramente que los

fieles de la parroquia de Santa Fe, muchos años antes, habían

asistido a los sermones misionales predicados por el

P. Jaime Clotet, hoy Venerable, y por el P. Picañol en la

parroquia de les Oluges, desde el 5 al 22 de marzo de 1851.

Así consta en la Vida del P. Jaime Clotet, escrita por el P.

Mariano Aguilar. Uno de los libros más repartidos en las

Misiones era el Camí Dret preparado por el mismo Padre

Claret. Hasta hace poco había algunos ejemplares en diversas

familias del pueblo de Santa Fe.

La visita pastoral del Obispo Mons. Valentín Comellas

fue otra efeméride que causó un profundo impacto

en la comunidad cristiana de Santa Fe. El Pastor de la Diócesis

de Solsona confirió el sacramento de la Confirmación a

todos los niños y niñas de la Parroquia. Fue madrina la Sra.

Teresa Balcells.

Entre las celebraciones religiosas recordamos las

navideñas, que eran especialmente participadas por los

niños; la fiesta de la dos Pascuas y el tiempo para el cumplimiento

pascual; la procesión del Corpus Christi, que

recorría las calles enramadas y adornadas con altares; la

fiesta del Rosario en mayo; la práctica de los Nueve Primeros

Viernes de mes y la Novena de las Almas en Noviembre.

La Fiesta de San Felipe Neri, que la liturgia celebra

el día 26 de mayo, el pueblo de Santa Fe la votó como pro21

pia en acción de gracias al Santo. En un tiempo remoto las

aguas del pueblo infectadas diezmaban las vidas. Los hijos

del pueblo invocaron al Santo y la epidemia cesó. Se bendice

el agua todos los años por esta fiesta. La fuente del

pueblo aun hoy se llama de San Felipe Neri.

Las campanas del pueblo, “grandes y de sonido

maravilloso” tocaban tres veces al día el Angelus. Invitaban

cada día a la Misa matinal. Los domingos al Oficio

solemne. Los días festivos del verano se celebraba una

Misa a primera hora de la mañana para los trabajadores.

Si Ramón hubiera escrito una autobiografía de su

infancia, habría podido copiar la de San Antonio María

Claret: “Desde muy pequeño me sentí inclinado a la piedad

y a la religión. Todos los días de fiesta y de precepto

oía la santa misa; los demás días, siempre que podía... No

me acuerdo de haber jamás jugado, enredado, ni hablado

en la iglesia. ... Con qué fe asistía a todas la funciones...

Las que más me gustaban eran las del Santísimo Sacramento...”

(San Antonio Mª Claret, Autobiografía, cap. VI).

Los familiares de Els Hostals

Els Hostals es un pequeño villorio situado a la vera

de la carretera Nacional II a unos siete kilómetros de Cervera.

En este pueblecito vivía la familia Miret emparentada

con la familia Rius de Santa Fe. La abuela Teresa era

una de las tres hijas de Cal Castell de Santa Fe; se casó con

Narcís Miret de Els Hostals. Las otras dos se llamaban María

Rosa y María; ésta se casó con Jame Nonell, director que

fue de “El Diluvio”, periódico de los años 1879-1939.

22

A poca distancia de Els Hostals está la finca del Mas

Claret. El Mas Claret comprendía unas 50 hectàreas, propiedad

de los Misioneros de Cervera, que el año 1921 la

habían comprado para proveer al mantenimiento y a la salud

de la numerosa Comunidad de la Universidad. Aquí

residían habitualmente un buen grupo de Hermanos Misioneros

que cuidaban la finca y algún Padre que les decía la

Missa. Cada semana recibían la visita de algún grupo de

aspirantes o estudiantes que venían a pie desde Cervera,

principalmente las tardes de los jueves, destinadas al decanso

de los estudios diarios.

Uno de los campos de la familia Miret de Els Hostals

lindaba con parte de la finca propiedad de los Misioneros

del Mas Claret. Esta vecindad y roce continuo aumentó la

familiaridad entre ambas partes, hasta el punto de

considerarse verdaderos amigos.

Al comenzar el verano de 1925, la familia Rius de

Santa Fe y la familia Miret acordaron que Ramón pasaría

un tiempo con sus tíos de Els Hostals. El cambio sonreía a

Ramón como unas vacaciones del curso escolar. Y su corazón

se colmó de alegría cuando se vio útil al lado de sus

primos en la era de los Miret, tomando parte en los quehaceres

de la trilla.

Muy cerca de la era de los Miret se dedicaban también

a las labores de la trilla y apaleo los Hermanos del

Mas Claret. Aquí comenzó el primer contacto de Ramón

con los Claretianos. Este trato diario acrecía una simpatía

mutua difícil de disimular. Llegó hasta tal punto la confianza

de los Hermanos en Ramón y el aprecio de Ramón

por los Hermanos, que éstos le dieron permiso para residir

23

a su lado, en la misma casa, algunas semanas de aquel

verano. Ramón, de acuerdo con sus tíos, lo aceptó y vivía

con los Hermanos del Mas toda la semana, menos los domingos

que los pasaba con los suyos en Els Hostals.

Ramón en el Mas Claret

Durante su estancia en el Mas Claret, Ramón aprendió

mucho de aquellos Hermanos. El Hno. José Roviró,

hijo de la Plana de Vic, había entrado en la Congregación

siendo ya mayor y con mucha experiencia. Ramón aprendió

mucho al lado del Hno. Roviró y se perfeccionó notablemente

en los conocimientos que ya tenía de las labores

del campo.

Con el Hno. José Roviró formaban también comunidad,

entre otros, el Hno. Miquel Palau y el Hno. Antonio

Casany.

El Hno. Miquel Palau (1868 - 1929) era un perfecto

albañil. A él se debe la construcción de buena parte de Mas

Claret. Lo transformó de una pobre casita con sencillos

cortiles en una airosa alquería con habitaciones confortables

y amplios cobertizos. Su persona infundía respeto y

confianza. Era una persona en continuo contacto con Dios.

Dialogaba interiormente con El.

El Hermano Antoni Casany (1890 - 1936) trabajaba

dedicado directamente a las labores de los corrales y del

campo.. Su sencillez era proverbial. Exteriorizaba su piedad

sin ningún respeto humano. Colgaba sus rosarios en un

árbol cualquiera, y allí hincaba las rodillas para hablar con

Dios y la Virgen. De todos quedó muy edificado Ramón.

24

Los Postulantes visitaban el Mas

Era costumbre en los Colegios Claretianos de

Formación tener semanalmente una tarde de paseo. Por

eso cada jueves un grupo de postulantes claretianos venía

desde Cervera, para pasar en el Mas Claret unas horas de

asueto. Cuando los Postulantes se encontraron con Ramón

en el Mas Claret nació también en ellos una corriente de

mutua simpatía. Y es fácil adivinar a los postulantes tratando

de convencer a Ramón para que se decidiera a engrosar

sus filas. El caso es que a las pocas semanas Ramón

manifestó sus deseos de ser postulante, como aquellos

nuevos amigos de su edad, para poder llegar a ser un

Hermano Misionero como los del Mas Claret. Superiores

y familiares le dieron su aprobación, en plan de prueba, y le

permitieron que de momento se quedara en el Mas todos

los días de la semana, incluidos los domingos. Ramón ya

no volvió als Hostals ni para celebrar el día de la Fiesta

Mayor de Septiembre.

Transcurridos los meses de verano, Ramón ya podía

entrar en el Postulantado de Cervera. Los Superiores

señalaron un jueves para que se juntara con los otros

Postulantes. Pero qué desilusión. El jueves escogido hizo

muy mal tiempo y las condiciones climatológicas

impidieron que los Postulantes visitaran la finca.

Ramón viaja solo a Cervera

Esta aparente contrariedad aún avivó más el delirio

de Ramón, que determinó por propia iniciativa marchar con

25

los debidos permisos solo y caminando, a pesar del mal

tiempo, desde el Mas Claret hasta Cervera. Eran siete kilómetros.

Esta decisión tan personal de Ramón fue muy ponderada

y alabada por todos, especialmente por su misma

madre.

Llegado a la Universidad, todos aplaudieron su decisión.

Más tarde comentaba él mismo con su madre y hermana

que los superiores no le pidieron ningún certificado

médico, porque, como decían, ya hacía cara de muy buena

salud.

Visita a Santa Fe

Aunque los certificados médicos no le fueron necesarios,

no se podía prescindir de la Partida de Bautismo y

de la conformidad escrita de sus padres. Por eso el 18 de

noviembre de aquel 1925, Ramón se dirigió a Santa Fe para

conseguir esta documentación.

Los padres, Jaime y Josefa, firmaron su consentimiento.

En cambio la entrevista con el Párroco, Mn. Miquel

Rubiol, llenó de pena el alma de Ramón. El párroco

reprochó a Ramón su idea de dejar solos a los padres y le

negó las partidas de bautismo y de confirmación. El niño,

desconsolado, volvió de la rectoría a su casa, y pidió de

rodillas a su padre y a su madre que intercedieran por él

ante Mn. Miquel.

Pronto brilló el sol después de aquella tormenta;

todos expusieron sus puntos de vista, y tanto los padres

como el párroco valoraron positivamente aquella llamada

vocacional. Los padres de Ramón le dieron su permiso. Y

26

Mn. Miquel le facilitó la documentación necesaria.

Ramón volvió a Cervera y traspasó los portones de

la Universidad con la sensación agradable de quien ha llegado

a su casa después de un largo y doloroso camino.

27

Capítulo II

Postulante claretiano

1925-1928

Cervera, la ciudad preferida de Felipe V

Felipe V comprobó en diversas ocasiones el afecto

de los cervarienses por su causa. El rey se lo premió generosamente:

sancionó los Estatutos de la Universidad de

Cervera en 1726. Y por orden real quedaron suprimidas las

seis universidades entonces existentes de Lérida, Gerona,

Barcelona, Tarragona, Vich y Tortosa Lo que Cervera hizo

para obtener la Universidad fue una operación diplomática

de alto estilo, dice Agustí Durán y Sanpere. Los cervarienses

se beneficiaron de aquella gloria durante 116 años. La

Universidad fue trasladada a Barcelona en 1842 por orden

de Espartero.

En 1887 los Claretianos firmaron un convenio por

el que se les cedía por cien años el uso del edificio. Los

acontecimientos de 1936 redujeron a medio siglo la pre28

sencia claretiana en la Universidad. Ramón vivió aquí los

últimos años de esta presencia claretiana. Desde 1925 a

1928, como postulante. Y de 1929 a 1936, como profeso.

El edificio universitario de Cervera había sido sumamente

desafortunado durante buena parte del siglo XIX.

La Universidad se caía a trozos cuando en el Consejo de

Ministros de 22 de mayo de 1887 se adoptó la fórmula de

autorizar al Ministro de Hacienda para ceder al Municipio

de Cervera el usufructo del edificio universitario con la

expresa finalidad de cederlo, a su vez, a la Congregación.

Se firmó el convenio el 23 de Junio de 1887 en la sacristía

de la capilla universitaria. Cincuenta hombres tuvieron que

trabajar durante más de un año para disponer de lo más

elemental.

El día 11 de septiembre de 1888 la Congregación

Claretiana tomaba oficialmente posesión.

La vida de un Postulante en la universidad

En 1925 la comunidad estaba formada por seis secciones,

con un total de más de 200 individuos. Padres, Hermanos,

Teólogos, Postulantes, Prepostulantes y la Enfermería.

Los Postulantes Hermanos tenían un ritmo de estudio,

de trabajos manuales y de prácticas piadosas acomodadas

a su edad. Ramón, postulante, formaba parte de aquel

centenar de pequeños futuros misioneros. El P. José Ignacio

Gordon C.M.F., cuando veía aquellas largas filas de

Postulantes, que llegaban a cien, divididos en tres seccio29

nes, siempre limpios y aseados, comidos y bebidos, sin que

nada les faltase, exclamaba: Veo la Providencia de Dios

pasearse por estos claustros.

El reglamento incluía tenerse que arreglar su cama,

cuidar los útiles de aseo, cepillar su ropa tras los paseos por

caminos polvorientos.

El cambio de cargos era una ceremonia importante

que señalaba los servicios que cada uno debía cumplir para

el buen funcionamiento del Colegio. Prácticamente nadie

quedaba sin algún cargo: los cuestores, los encargados de

baños y lavabos, los responsables de la encuadernación, de

los juegos y deportes, de la sacristía, de los jardines, de la

peluquería, abierta los jueves, del material de limpieza...

El formador responsable del grupo de Postulantes

Hermanos era el P. Pablo Jansá, verdadero Padre espiritual

que asesoró a Ramón sobre su futuro misionero.

En la fotografía del grupo de Postulantes Hermanos

de diciembre de 1926 preside el P. Federico Vila, como

Superior de la Comunidad, que tiene a su derecha al P. Pablo

Jansá, y a su izquierda al P. Vicente Gomà, ayudante

del P. Jansá. El P. Gomá fue un santo y famoso director de

almas. Murió también mártir de la fe y de la caridad en la

Selva del Camp. Había nacido en un pueblo vecino a Santa

Fe: el Castell de Santa María. Es fácil de adivinar la beneficiosa

influencia espiritual del P. Vicente Gomá en el alma

de su encomendado Ramón.

La salud de Ramón fue siempre buena. Acostumbrado

desde pequeño a los fríos de la Segarra, no le vino

de nuevo el sacrificio de tener que vivir en aquellos claustros

de la Universidad inhóspitos y sin condiciones. La

30

vida de comunidad era austera. El clima muy duro. El frío

era una obsesión en todos. Aquel inmenso edificio no estaba

en condiciones para ninguna fogata. Cuando descansaban

del trabajo, solamente quedaba la solución de moverse

corriendo por los claustros. De noche se les helaban las

pilas del agua bendita que tenían en los dormitorios. De día

densas y persistentes nieblas cerraban el horizonte y escondían

avaramente el sol.

El Hno. Manuel Giol

Ramón era un novel Postulante en Cervera cuando

se procedió al traslado de los restos del Hno. Manuel Giol,

muerto en olor de santidad. El P. Tomás Echevarría escribió

la vida de este místico religioso y dice que el Hermano

Giol había llegado a tal grado de unión con Jesucristo, que

percibía junto a sí la presencia del Señor; trataba familiarmente

con El, como con un amigo, aun estando en medio

de las calles más concurridas.

Dada esta fama de santidad, los restos mortales del

Hno. Giol fueron exhumados el 27 de julio de 1926 del

cementerio de Cervera. Tratados según las normas prescritas

para estos casos, se colocaron en una caja de melis y

trasladados a un nicho al lado de los restos del P. José Xifré.

Fue una ceremonia sencilla, pero de significado profundo.

Ramón pudo entender cuán importante había sido la

persona de Jesús para el Hno. Giol. Y cuán necesario es

seguir Jesucristo, Camino, Verdad y Vida para la propia

realización personal. Un día repetirá como propio este ide31

al: “No puede haber buena alegría donde Jesús no reina”.

Carta del 18 de marzo de 1931.

El ideal de Hermano Coadjutor santo se afianzaba

en el corazón de aquel adolescente.

La muerte del padre de Ramón

El 31 de octubre de 1926 Jaume, el padre de Ramón,

fallecía en su misma casa después de una rápida enfermedad,

efecto de una hemorragia irreversible. La familia avisó

inmediatamente a Ramón, el cual, vestido con la emblemática

bata negra de los postulantes claretianos, asistió a los

funerales por su padre, celebrados en la iglesia parroquial

de Santa Fe. Todas los vecinos sintieron mucho la pérdida

de Jaime que se hizo querer siempre por su bondad y por su

carácter sacrificado y generoso.

El Maestro del pueblo, Don Juan Iglesias Escofet, y

todos los alumnos de su escuela siguieron devotamente las

tres Misas del Funeral, que según costumbre de aquellos

años, se celebraban el mismo día y todas seguidas. La presencia

de Ramón, acompañando a sus familiares en esta

dolorosa circunstancia, fue muy alabada por las familias

de la población.

Ramón volvió a Cervera y vio aun más claro su ideal

de futuro Hermano Coadjutor en la Congregación.

Las fiestas del Santísimo Misterio

Durante los años de su postulantado en Cervera

Ramón vivió un ambiente de amor a la Cruz de Jesús que

32

poco a poco iba configurando la imagen de Cristo en su

espíritu.

El día 6 de febrero de todos los años se celebra en

Cervera la fiesta del Santísimo Misterio. El Santísimo

Misterio era una reliquia de la Vera Cruz que se guardaba

en el templo parroquial de Santa María, hasta que en 1915

fue robada y desapareció.

El frío de aquella jornada invernal solía ser muy

intenso. Pero la fe del pueblo de Cervera aun era mayor.

Muchas personas mayores acudían al templo provistas de

una silla y un brasero. El grandioso templo resultaba pequeño

para tantos fieles de Cervera y comarca. Los Maitines

duraban más de dos horas. El Orfeón del Teologado

Claretiano los solemnizaba con música polifónica a cuatro

voces. Los Aspirantes a Misioneros, como Ramón, participaban

colegialmente en estas largas funciones religiosas,

y poco a poco penetraban en el misterio de nuestra Redención.

Viaje a Barcelona y a Vic, 1928

Enero de 1928. Ramón acababa de cumplir los quince

años. Los superiores le consideraron maduro para comenzar

el noviciado. Transcurrieron los tres meses de intensa

preparación. Y el día 30 de abril Ramón emprendió

viaje hacia Barcelona para llegar aquel mismo día al Noviciado

Claretiano de Vic. Con él va otro aspirante a religioso

claretiano llamado Armengou. Les acompaña el P. Ministro

de Cervera, P. Pablo Jansá.

Y al pasar por Barcelona, Ramón aprovecha la oca33

sión para visitar a sus hermanas religiosas Carmelitas de

San José, María y Montserrat, en el convento de la Calle

Lloret de Mar, en Horta. La Hna. Montserrat Rius recuerda

aún hoy con detalles aquella visita: Ramón iba acompañado

del P. Pablo Jansá; las religiosas ofrecieron una

gaseosa a tan queridos visitantes y ambos la agradecieron

sinceramente.

La Hna. María, en la biografía de Ramón, da mucha

importancia a esta visita: Las religiosas preguntaron al P.

Jansá por qué Ramón había escogido profesar como

Hermano y no como sacerdote. Tanto el P. Jansá como el

mismo Ramón hicieron una explicación muy convincente

de los diferentes dones de Dios. La alegría de Ramón

rubricaba claramente su elección.

Aquel mismo día el P. Jansá y Ramón siguieron su

viaje camino de Vic. La memoria de aquella jornada aún

consta en el libro de administración de la Comunidad de

Cervera con un coste de 16 ptas, en concepto de viajes.

34

Capítulo III

Novicio Claretiano en Vic

1928-1929

Vic, hoy ciudad industrial y abierta, gozó años atrás

de mucha fama como ciudad levítica y aun como ciudad de

los santos. Aquí Ramón vistió la sotana, hizo el noviciado

y profesó como claretiano.

Recibe la librea claretiana

El día 14 de agosto de 1928 Ramón vistió el hábito

claretiano. La sotana se imponía con un solemne rito. La El

día de Corpus Christi tuve la dicha de llevar la sotana, y

fuimos todos a la procesión. Aquel día un servidor estaba

más contento que unas pascuas. Qué será ahora que la

podré llevar siempre... (Carta de 27 de julio de 1928).1

Algunos de los connovicios que vistieron el hábito

con Ramón fueron mártires en Barbastro. Y un poco antes

de su martirio escribieron estas palabras en un precioso

35

testamento con el que se despedían de la Congregación

amada:

Querida Congregación: Morimos todos contentos

sin que nadie sienta desmayos ni pesares; morimos todos

rogando a Dios que la sangre que caiga de nuestras heridas

no sea sangre vengadora, sino sangre que entrando

roja y viva por tus venas, estimule tudesarrollo y expansión

por todo el mundo. ¡Adiós querida Congregación! Tus

hijos Mártires de Barbastro, te saludan desde la prisión y

te ofrecen sus dolores y angustias en holocausto expiatorio

por nuestras deficiencias y en testimonio de nuestro

amor fiel, generoso y perpetuo. Los Mártires de mañana,

catorce, recuerdan que mueren en vísperas de la Asunción:

¡y qué recuerdo éste! Morimos por llevar la sotana y morimos

precisamente en el mismo día en que nos la impusieron.

Ramón desde la zapatería de Cervera sirvió a estos

mártires hasta primeros de julio de 1936. Habían sido compañeros

desde el día de la vestición de 1928.

Aquel año de gracia 1928 profesó perpetuamente

en el Instituto de Carmelitas de San José la hermana mayor

de Ramón, María. También esta noticia aumentó en Ramón

el aprecio por el estado religioso.

Piedad, estudio y trabajo manual

La piedad y la ciencia son los dos pies del misionero.

Las horas dedicadas a la formación espiritual en el noviciado

eran las mismas para los Estudiantes que para los

Hermanos. En cambio el estudio y el trabajo manual se di36

stribuían el tiempo de modo distinto.

Los novicios hermanos dedicaban más tiempo al

trabajo manual que los estudiantes. Uno de estos trabajos

manuales era la encuadernación. Los novicios hermanos

del año del noviciado de Ramón llegaron a encuadernar un

total de 627 volúmenes. Los novicios estudiantes dedicaban

más horas al estudio. Los estudiantes repasaban los

estudios ya aprobados durante los años de las Humanidades.

A estos estudios y trabajos se añadían las largas horas

de formación espiritual recibida del P. Ramón Ribera, a la

que el Hno. Ramón alude en su carta del 17 de marzo de

1929: El P. Maestro nos enseña muchas cosas, principalmente

sobre la virtud..

Estas lecciones, fruto de 20 años de magisterio espiritual,

fueron tan apreciadas por todos que los Superiores

mayores decidieron su publicación en un volumen de 502

páginas, titulado El Novicio Instruido Madrid 1931.

La oración

La oración fue un objetivo prioritario desde los primeros

días de su vida religiosa. Su epistolario es testigo

constante.

-“Vdes. han de rogar para que saquemos mucho

fruto de los Ejercicios - Yo ruego y rogaré a Dios para que

nos conceda la santa perseverancia. - Han de saber que

ruego muvho por Vdes. y Vdes. también rogarán por mí

para que pueda ser un buen Hijo del Corazón de María -

Querida madre: Suplico al buen Jesús le conceda toda

37

suerte de gracias - Supongo que Vdes. Rogarán por mí para

que pueda profesar. - Un servidor rogaré mucho por Vdes...

- Suplico fervientemente a nuestro divino Salvador se digne

nacer en nuestro corazón”.

Formación cristocéntrica

El P. Ramón Ribera fue un director de sólida doctrina

y de vida intachable. Durante veinte años fue Maestro

de Novicios: de 1911 a 1931. Formaba a sus encomendados

en el amor auténtico a Jesucristo Redentor. Con la

frecuente mirada meditativa al Crucifijo aquellos jóvenes

aspiraban a configurarse cada día más con El. Desde los

primeros años de su magisterio el P. Ramón Ribera ambientó

aquellos años de formación de anhelos de alta perfección.

Especialmente en dos ocasiones estos ideales de

heroísmo cristalizaron en un deseo explícito de martirio.

Fueron los años 1913 y 1930.

El Padrenuestro de 1913 en les Oluges

En 1913 el Noviciado estaba en Cervera. Un día de

paseo el P. Maestro Ramón Ribera y todos los novicios se

llegaron hasta el vecino pueblo de les Oluges, que a sus

pies veía entonces correr las cristalinas y abundantes aguas

del torrente Sió, nacido a poca distancia a la vera del pueblo

de Gàver.

La escena de aquella tarde fue especialmente

histórica para la vida de la Congregación Claretiana. El

pueblo de les Oluges, que años antes había sido misionado

38

por el Ven. Jaume Clotet, confundador de la Congregación

con el P. Claret, ahora fue testigo de un acto de fervor

extraordinario. El P. Maestro Ramón Ribera y todos los

Novicios rezaron un Padre nuestro para que el Señor se

dignara escoger un mártir de entre los novicios de aquel

curso. Aquella oración fue escuchada. El 25 de abril de 1927,

en México, moría mártir de Cristo, uno de aquellos novicios:

el P. Andreu Solà Molist, hijo de la parroquia de Santa

Eugenia de Berga, de la plana de Vic.2

Las Tres Avemarías de 1930 en Gurb

En 1930 se repitió la escena con un dramatismo espiritual

de mayor envergadura. El Noviciado se había trasladado

de Cervera a Vic desde 1925. El Maestro era el mismo

P. Ramón Ribera y los ideales de una perfecta configuración

con Cristo seguían animando aquellos generosos

corazones. Un día de enero o febrero de 1930 los novicios

fueron de paseo desde Vic hasta las cercanías del pueblo de

Gurb. De vuelta ya, pararon unos minutos cerca de la casa

natal del P. Clemente Serrat, conocida con el nombre de

Mas Baranera. La conversación cayó sobre el martirio del

P. Andrés Solá Molist. Entonces el P. Maestro recordó la

anterior escena de 1913 cerca de Les Oluges. El efecto de

aquellas palabras fue que los novicios suplicaron con ahínco

al P. Maestro que les concediera rezar tres “Ave Marías”

a la Virgen, dulcísima Madre de todos, para obtener la misma

gracia del martirio.

El P. Enrique Pujolrás, testigo y relator de este hecho,

comenta en 1936:

39

“No uno, sino casi a todos se dignó el Señor escoger

para testigos de la fe”

Fueron aquellos jóvenes, que hoy la Iglesia venera

como los Beatos Mártires de Barbastro y otros Siervos de

Dios, mártires claretianos, que en número de 184 están en

camino de canonización. A éstos hay que añadir 89 más

que fueron Mártires anónimos o sin proceso de glorificación

porque no tenemos testigos directos de su martirio.

Mártires del Noviciado 1928-1929

El Noviciado del Hno Ramón Rius (1928-1929)

respiraba también esta atmósfera de heroísmo. Como él

dieron también testimonio de su fe sus connovicios el Beato

Josep M. Blasco Juan, el Beato Josep M. Brengaret Pujol,

el Beato Antolín Calvo Calvo, el Beato Antoni Dalmau

Rosich, el Beat Juan Echarri Viqué, el Beato Hilario

Llorente Martín, el Beato Lluís Masferrer Vila, el Beato

Salvador Pijem Serra, el Beato Eduard Ripoll Diego, y los

Siervos de Dios Joan Costa Arnaus y Artur Tamarit Piñol.

Maestro Santo

Es también del P. Ramón Ribera, Maestro, la predicción

que hizo referente a un novicio Hermano Coadjutor:

Fue sobre el Hno. Mariano Binefa, mártir en Sallent,

del cual ya en 1925 el P. Ramón Ribera profetizó su martirio.

Así lo confió en Vic privadamente al Hno. Francisco

Bagaría, connovicio del Hno. Mariano Binefa.

“Ni yo ni usted somos dignos de poner los pies sobre

40

las huellas del Hno. Mariano, porque él, el Hno Binefa, un

día será mártir”

Cuando el doloroso prendimiento, la cruel pasión y

posterior martirio del Hno. Binefa se cumplieron, se confirmó

la fama de santidad del P. Maestro sobre todo a los

ojos del Hno. Francisco Bagaría.

El P. Ramón Ribera tiene escrita su vida por el P.

José Berengueras, con el título “Un buen Hijo del Inmaculado

Corazón de María”.

Visitas de Misioneros al Noviciado

La Comunidad Claretiana de Vic se honraba frecuentemente

con visitas de Misioneros de Fernando Poo,

con la presencia de Predicadores famosos por su celo evangélico

o de Profesores insignes por su capacidad y entrega,

y de Hermanos Coadjutores llenos de juventud o maduros

de experiencia.

Pocas semanas después de la llegada de Ramón a

Vic predicó el triduo final del Mes de mayo en la Merced

el P. Marcos Ajuria Gallástegui, Fundador de la popular

revista “El Misionero”, que dirigió con prestigio hasta su

muerte.

La presencia del P. Marcos Ajuria coincidía pon la

Exposición Misional de 1928 y Congreso de Misiones con

motivo de la Exposición Universal de Barcelona en 1929.

El P. Marcos Ajuria tenia la experiencia y la ciencia

de muchos años en las difíciles misiones de Guinea. Allí

volcó su fervor misional hecho historia en objetos y escri41

tos. Los novicios captaron fácilmente qué significa ser Misionero

del P. Claret. Ramón se iba apropiando este celo

misionero como se deduce de sus cartas a la familia.

Hay que rogar mucho para obtener buena cosecha

y que cada uno a su alcance pueda ser buen sembrador o

cultivador en los campos Misioneros... (Carta del 23 de

diciembre de 1929)

El P. Marcos Ajuria Gallástegui fue mártir en 1936

en Montcada i Reixach (Barcelona). El P. Marcos Ajuria

asistía a las veladas misionales de Cervera y allí podía escuchar

el Himno del Misionero compuesto años antes por el

P. Agapito Ajuria Bilbao, fallecido en 1908 en las Misiones

Claretianas de Fernando Poo. Este fue el Himno que inmortalizaron

los Mártires de Barbastro.

Otra celebración misionera y martirial de aquellos

días en Vic fue la veneración de los restos del P. Isidoro

Badrena, misionero dominico, hijo de Sant Pere de Torelló,

que había muerto mártir en Filipinas. Los restos fueron

trasladados a su parroquia natal. Previamente aquellas

reliquias estuvieron depositadas en la iglesia del seminario,

y los novicios claretianos pasaron a rendir un homenaje a

aquel insigne mártir de Cristo.

Así aquellos doce meses de noviciado se convertían

en un curso de crecimiento en el espíritu misionero y

evangelizador del Instituto y de toda la Iglesia.

Primera Profesión

La Profesión religiosa solía celebrarse en fiestas

marianas: Una de ellas era el día 16 de julio, porque el día

42

de la Virgen del Carmen de 1848 el P. Claret y cinco colaboradores

habían puesto la primera piedra de la Congregación

de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María.

La otra fiesta predilecta para emitir los primeros

votos religiosos era la de la Asunción de la Virgen María.

Los Novicios de 1929 profesaron el día de la Asunción.

La primera profesión de Ramón fue el día 15 de

agosto de 1929, fiesta de la Asunción, con algunos de

aquellos futuros mártires de Barbastro, que hemos recordado

con motivo de la vestición de la sotana.

Según el Libro de Profesiones celebró la Misa el P.

Provincial, Antonio Soteras. La Comunidad y algunos familiares

asistieron a aquella celebración. Seguidamente se

cantó el Veni Creator, y Ramón, como los demás, cuando

les llegaba el turno, emitió la profesión de los tres votos,

cogida su mano derecha con la del celebrante, como si en

un momento tan solemne no pudiera sostenerse solo. Y

mientras se cantaba el Te Deum el celebrante abrazaba a

todos los nuevos profesos, y estos a toda la Comunidad

presente. Una exteriorización del gozo contenido durante

todo el tiempo de preparación, especialmente en el silencio

de los diez días de ejercicios ignacianos que precedieron.

Configurado con Cristo, Ramón presentó desde

aquel día como señales de su seguimiento perfecto de Jesús

los tres votos de pobreza, castidad y obediencia.

43

1 Epistolario “Ramón Rius

1.- Vic, 27 de Julio de 1928 - A su madre y hermanas.

2.- Vic, 23 de Diciembre de 1928 – A su madre y

hermanas

3.– Vic, 17 de Marzo de 1929 – A su madre

4.– Cervera, 27 de Agosto de 1929 – A su madre

5.– Cervera, 23 de Diciembre de 1929 – A su madre

y hermanas

6.– Cervera, 23 de Diciembre de 1930 – A su madre

y hermanas

7.– Cervera, 18 de Marzo de 1931 – A su madre.

2 Roma, 7 – X- 36

M.R.P. Ramón Ribera

Mi amado padre Maestro: Obedeciendo a su insinuación,

voy a trazar, cual las recuerdo, las circunstancias

de nuestra peregrina petición. Era a mediados de nuestro

año de Noviciado, allá por los meses de Enero o Febrero

del año 1930. En atención, creo, a la espléndida tarde que

nos deparaba el Señor, concediósenos unas horas de paseo.

Fuimos al monte Gurb. De vuelta ya, en un torrente que se

abría delante de la casa natal del Rmo. P. Serrat, nos paramos

unos minutos. Acabada nuestra merienda espiritual,

diósenos por hablar del martirio de nuestro P. Andrés Solá.

44

Recordó entonces V. R. cómo siendo él novicio, rezaron

cerca de las OLUJAS un “Padre nuestro” para que el Señor

se dignara escoger un mártir entre los del curso.

Suplicamos nosotros con ahinco que nos concediera

V. R. Rezar tres “Ave Marías” a nuestra dulcísima Madre

par obtener la misma gracia. a saber, amado padre, cómo

nos ha tomado el Señor la palabra: no uno, sino casi todos

dignó el Señor escoger para confesores de su fe.

Cuando el M. R. P. Prefecto me dio la noticia del

fusilamiento de mis recordados condiscípulos, retornó a mi

mente este lejano recuerdo que endulzó un tantico la tristeza

producida por tanta hecatombe. Acuérdense ellos en el

cielo de los pocos que quedamos en este suelo, bregando y

esperando la llamada del Señor.

De V., afmo.s.s.y hno. q.s.m.b.

Enrique Pujolrás, CMF.

45

Capítulo IV

Misionero Hermano

1929-1936

Los Hermanos Coadjutores

Desde su fundación la Congregación Claretiana fue

aprobada como institución clerical formada por sacerdotes

y por hermanos como ayudantes en el ministerio apostólico

de los sacerdotes. Todos son llamados igualmente a la

santidad en la vida común de misioneros.

En el capítulo segundo de los Hechos de los Apóstoles,

Lucas define a los hombres que debían ayudar a los

apóstoles como personas dignas de toda confianza, llenas

del Espíritu Santo, y distinguidas por su sentido común. El

Hermano Coadjutor es este laico consagrado que San Lucas

configura con las cualidades de los primeros diáconos

de la Iglesia. Hombres fieles a la Iglesia, rebosantes de frutos

del Espíritu y prácticos por su sentido común.

Ramón desde que conoció a los Hermanos del Mas

46

Claret fue sintiendo en su interior esta vocación al servicio

del misionero apostólico. La convivencia con los santos

Hermanos del Mas, el traslado de los restos del Hno. Manuel

Giol y una larga lista de santos Hermanos en la Universidad

confirmaban la certeza en su elección. Conoció

también al P. Ramón Cabra, el cual decía de sí mismo que

hubiera querido volver a nacer para profesar como Hermano

Coadjutor y convertirse en mejor servidor de sus hermanos

misioneros. Así lo cita el P. Julián Pastor en la vida

del P. Jaime Girón.

Los Superiores generales de la Congregación

favorecieron siempre este espíritu de servicio al ministerio

apostólico con preciosas circulares: Las que escribieran el

P. José Xifré y el P. Nicolás García fueron conocidas por el

Hn. Ramón. Posteriormente la del P. Aquilino Bocos resume

esta espiritualidad con luces del Vaticano II.

Ramón había optado conscientemente a la luz del

Evangelio por el servicio a los apóstoles de la palabra.

«Mientras se trabaja materialmente, si se obra por amor,

también podemos salvar almas». Cuando los Padres volvían

del ministerio con los zapatos rotos, se los arreglaba

con mucho gusto. «Pienso que si lo hago bien y sólo por

complacer a Dios, él me hará participante de ls obras misioneras

y también puedo contribuir a la conquista de salvar

almas».

Al frente de la zapatería de la Universidad

Después del Noviciado en Vic el Hermano Ramón

fue destinado a la Comunidad de Cervera. Los Superiores

47

le confiaron un servicio imporante en aquella numerosa

Comunidad. La zapatería.

La zapatería de los Misioneros en Cervera ha tenido

tres grandes hombres que la han hecho memorable para

siempre: El primero fue el Hno. Gerardo Humbert Serrat.

Nacido en Barcelona-Gracia en 1842 sucedió a su

padre en la gerencia de una importante zapatería. Entró en

el Noviciado e Cervera a los 42 años. Le encomendaron la

zapatería. Fabricaba a medida. Murió en 1918 a los 72

años

El segundo, el Hno. Vicente Hollik Krotoll. Nació

en Alemania el año 1896 y murió en Weisenhorn el 1952.

Tenía una gran habilidad en en oficio de zapatero y un

carácter muy bueno para la convivencia.

Y el tercero, el Hno Ramón Rius Camps, desde su

llegada a Cervera, como profeso, en 1929, hasta julio de

1936.

Además de los encargados de zapatería, HH. Humbert

i Hollik, fueron figuras de primer orden en la sección

de Hermanos Juan Jordá Verdaguer, Francisco Villaró Puiggalí,

y el ya citado Miguel Palau Vila en el ramo de la construcción;

los HH. Ramón Ripoll Lletjós, Ángel Salinas

Laporta, Ramón Roca Buscallá y Miguel Facerías Garcés,

en la sección de sastrería; Jaime Coll Bassaganya, José

Roviró Pujol, Buenaventura Reixach Vilaró, en las artes

culinarias.

Antonio Comaposada Picas, hijo de Santa Fe y sobrino

del Hno. Ramón, recordaba en mayo del 2000 que en

1932 tuvo la suerte de visitar alguna vez a su tío Ramón en

48

la misma zapatería donde trabajaba, y pondera la amabilidad

con que fue tratado por él siempre que le pudo ver.

La crisis de 1929

El año de la profesión religiosa de Ramón fue conocido

mundialmente como el año de la crisis, la crisis del

1929. La economía modesta de la Congregación se vio tan

afectada por aquella situación que los Superiores se vieron

impotentes para mantener la serie de seminarios extendidos

por España y América. La Comunidad de Cervera vivió

las consecuencias de aquella pobreza. Ramón, recién

salido del Noviciado, estrenó en estas circunstancias la vida

religiosa. Y una de las mejores demostraciones de su amor

a la Congregación fue su destreza por conseguir con poco

gasto el mejor servicio a los individuos de la Comunidad,

desde su oficio de zapatero.

La zapatería había acumulado una merecida fama

de esmerado servicio. Ramón en sus siete años al frente de

aquella sección mantuvo el termómetro muy alto. Uno de

sus ayudantes fue el Hermano Fernando Saperas. La auténtica

cordialidad de los dos afloraba en la alegría que

manifestaban exteriormente.

La historia de la zapatería de aquella Comunidad

es muy interesante como la de los otros servicios de los

Hermanos Coadjutores que hicieron posible la preparación

y la misión de muchos misioneros a todo el mundo.

El número de personas en la Comunidad fue siempre

muy respetable. Algunos años había llegado a unos cuatrocientos.

Durante el tiempo de la vida religiosa de Ramón

49

oscilaba entre ciento treinta y doscientos.

El curso 1933-34 los Padres eran más de treinta;

Los Estudiantes, ciento quince; los Postulantes, veinticinco;

y los Hermanos Coadjutores, cuarenta y tres.

Confianza de los Superiores en Ramón

El Hermano Ramón se ingeniaba para poder atender

a todos los individuos de la Comunidad. Por razón de

su cargo se desplazaba a Igualada para poder comprar piezas

enteras de cuero. Igualada era y sigue siendo un centro

de primera línea mundial en materia de curtido de pieles.

Los Superiores tenían en él plena confianza.

El Hno. Ramón las trabajaba en su taller de zapatería.

Confeccionaba piezas de calzado perfectas. Y con su

ingenio ayudaba notablemente a la economía doméstica.

Peligro en la zapatería

Era 19 de diciembre de 1933. La crónica de la Congregación

en Cervera refiere el siguiente caso de emergencia.

La zapatería y la encuadernación era dos locales vecinos.

Una noche de mucho frío en Cervera se congeló el

agua de alguna tubería próxima, y uno de los Hermanos

enfermeros, seguramente el Hno. José Ferrer Pascual, empezó

a oír un ruído cercano como de agua abundante caída

de muchas goteras. Eran las dos de la noche. Salió inmediatamente

de la celda y se encontró a los pocos pasos con

un charco frente a la zapatería y frente a la encuadernación.

Las bajas temperaturas habían averiado las tuberías.

50

El Hno. Ramón fue avisado y pronto todo volvió a

la normalidad. Así lo escribe el cronista en los Annales de

1934, pag. 83.

Visita de Alfonso XIII: 1930

La Universidad solía ser visitada frecuentemente por

personalidades y admiradores del arte. Cuando el Hermano

Ramón llevaba allí sólo un año de profeso, la Universidad

recibió la visita real de Alfonso XIII. El Rey y su séquito

llegaron a Cervera en automóviles A lo largo del trayecto

le esperaba una gran muchedumbre de Cervera y

alrededores. Posiblemente habría algunos asistentes desde

Santa Fe. El Monarca conmovido por el afecto del pueblo,

bajó del coche, se dirigió a pie con su andar característico a

la Colegiata, escuchó la Salve, y veneró el Santísimo

Misterio. El 14 de enero 1915 había sido robado de la

Parroquia con la custodia. Se buscó sin resultado. Entonces

se gestionó ante el Papa la concesión de un pedazo del

Lignum Crucis. Fue el P. General de los Claretianos el

delegdo para esta concesión.

El Rey, al salir de la Colegiata, visitó el Ayuntamiento

y luego a paso rápido se dirigió a la Universidad.

Al entrar le esperaba toda la Comunidad. Fue saludado con

un breve discurso, que el Rey elogió con sus ademanes y

palabras. Fue orador el P. Ignacio Gordon, que, por ser de

familia noble, ya era conocido por el Rey. Cerca del Rey

estaban el P. Eduardo Fabregat y el P. Federico Codina y el

P. Mateo Casals. El Orfeón del Colegio le interpretó la

Marcha de Gounod que el Rey acompañó tarareándola. Es

una de las piezas selectas de la Banda de Alabarderos, indi51

có el Monarca. Calificó la Sala de Estudio del Teologado,

de magnífica. Saludado y aplaudido por los Postulantes

subió a la Capilla Real. Sonó la Marcha Real. El Rey oró,

contempló el retablo, lo enjuició con mirada de artista, y se

despidió.

Muchas personas de Cervera y de los pueblos vecinos,

quizá también de Santa Fe, pudieron entrar en la Universidad

y constatar la responsabilidad de los Misioneros

en conservar el edificio.

Ramón vio y vivió de cerca este acontecimiento;

formaba parte del grupo de postulantes que saludó y aplaudió

al Rey.

Año de la Redención: 1933

Cristo es el centro de toda la vocación y misión claretiana.

El Año Santo 1933 de la Redención de Cristo fue

un año de gracia para todos los creyentes en Cristo. Los

misioneros de Cervera vieron con sus propios ojos la fuerza

renovadora de Cristo. Para vivir el don de la Redención

proyectaron una “misión” a la ciudad. La “misión” duró 12

días, desde el 12 al 25 de noviembre de 1934.

El P. Jaime Girón y el P. Luís Soler con sus charlas

y sus sermones reunían cada día más de dos mil personas

hambrientas de la palabra de Dios. La multitud quedó impresionada

con el sermón de la misericordia de Dios. La

Comunidad entera - también la sección del Hno. Ramón -

se unió a los actos de los últimos días. Se aprovechó de

aquella convivencia espiritual con el pueblo. Y recibió con

él la gracia extraordinaria del Año Jubilar.

52

Vivencias misioneras

La lectura de la crónica local de la Comunidad de

Cervera y las fuentes paralelas de la historia de aquellos

años coinciden en frecuentes celebraciones de aniversarios

misioneros, preparación de veladas misionales, o redacción

de revistas apostólicas.

Centenario de Fernando Poo: 1932 El Centenario

de las Misiones de la Isla de Fernando Poo y de los

territorios de Río Muni, la actual Guinea Ecuatorial, fue

conmemorado comunitariamente. Los estudiantes animaban

el espíritu misionero con veladas y con una Academia

Misional.

Visita del Director de El Misionero: 1934 La Academia

Misional durante el verano de 1934 preparó una visita

de un importante misionero. Aquella visita tuvo un

eco en el espíritu misionero de toda la Comunidad. El P.

Marcos Ajuria había estado en las Misiones muchos años.

Y durante estas vacaciones de 1934 dio un cursillo de Misionología

en la Comunidad.

Veladas Misionales. La fecha típicamente misional

en los Colegios de Formación era la de Cristo Rey, que con

su velada Misionera enardecía especialmente el corazón

de los más jóvenes. El de Ramón a sus 21 años se vio más

misionero al contemplar la solemne imposición del crucifijo

misionero a los PP. Sebastián Soler, hijo de Salo, y al P.

José Ferrer Molins, hijo de Santa Coloma de Queralt, que

partían para las Misiones de Tunkey, en las lejanas tierras

de China.

53

En 1935 visita la Universidad el nuevo Obispo de

Fernando Póo, P. Leoncio Fernández. Sus charlas misioneras

encienden aún más el fervor misionero de la Comunidad.

Cervera corresponde con una magna exposición misional

organizada por varias señoras de la Archicofradía

del Corazón de María.

“Plantel de Apóstoles”. Aquellos años comenzó la

publicación Plantel de Apóstoles. Así lo leemos en Annales

1929, pag 201. El 23 de diciembre de 1929 felicita a su

madre la Navidad en una carta filial, que rezuma el más

profundo ideal. Les valora la revista misionera que les envía:

El Plantel de Apóstoles.

“Supongo que habréis recibido el librito titulado

“Plantel de Apóstoles”. Se lo envío para que lo lean y miren

a todos esos jovencitos que han entrado en religión.

Hay que rogar mucho para obtener buena cosecha y que

después cada uno a su alcance pueda ser buen sembrador

o cultivador en los campos Misioneros, unos con la palabra,

otros con la oración y vida de sacrificio”.

Más Misioneros a China. Precisamente aquel año

la Congregación ponía los fundamentos de la nueva Misión

en China, como consta en los Annales de 1929. Las

cartas llegadas de China, a raíz de la fundación claretiana

en Tunky, eran leídas a toda la Comunidad. El espíritu misionero

de aquellos jóvenes crecía con los años.

Beatificación del P. Claret: 1934

La Comunidad Claretiana de Cervera preparó las

fiestas de la beatificación del P. Claret con dignidad, arte y

54

amor. Los teólogos manifestaron una vez más su poder de

iniciativa, y el genio inteligente que los distinguía. Los

Hermanos Coadjutores contribuían según sus cargos. El

Hno. Ramón, encargado de la zapatería sería llamado más

de una vez a poner su granito de arena.

Los cervarienses acudían a los alrededores de la

Universidad para contemplar aquel espectáculo inédito: Los

días 5 al 8 de julio de 1934 fueron una explosión de fervor

claretiano en Cervera. El día 5 se dedicó a los sacerdotes;

el día, 6 a los niños; y el día 7 a las juventudes católicas.

La vida comunitaria rezumaba optimismo y esperanza.

Todos aportaron su colaboración. Las fiestas fueron

del agrado de todos, de los de dentro y de los de fuera.

El edificio de la Universidad brillaba con una iluminación

artística en cornisas, frisos y ventanales. Cambiaban

los colores, lucían los letreros con vítores a Claret,

todo era una catequesis en movimiento. Aquellos días por

las noches la calle se llenaba de gente. Una cruz luminosa

de cinco metros de altura coronaba la torre más baja de la

fachada interior. Cada noche cohetes y tracas anunciaban

el júbilo por Claret.

El Hno. Ramón y la Comunidad en general pudieron

confraternizar fácilmente con cuantos visitaron la universidad,

que aquellos días abriíó las puertas a todos. El

día 5 pasaron más de setenta sacerdotes; muchos niños de

la ciudad y de fuera, el día 6; y el día 7 los jóvenes pudieron

descubrir de cerca la alegría y la serenidad de la Comunidad.

Aquellos días, hombres y mujeres, pequeños y mayores.,

de tres a cinco de la tarde, podían entrar a venerar en la

Capilla Real las reliquias del nuevo B. Antonio M. Claret.

55

El día 8 fue una apoteosis claretiana. El Obispo de

Solsona, Dr. Valentín Comellas, presidió la Misa Pontifical.

Las autoridades locales y el Clero escucharon finos y

festivos brindis en la mesa conventual.

Un Solemne Te Deum en la Colegiata, y una velada

muy concurrida en el mayor de los patios de la Universidad

pusieron fin a aquella celebración, que dejó en el ánimo de

todos los Misioneros un sentimiento de alegría, de pertenencia

y de mayor fraternidad.

El Hno. Ramón en Vic

Muy grande sería la ilusión de Ramón en poder formar

parte del grupo de Claretianos de la Comunidad de

Cervera que se desplazó a Vic para la celebración de las

fiestas de la beatificación del P. Claret. Le cupo esta alegría

que allí vio aumentada con la presencia de sus hermanas

religiosas María y Montserrat, llegadas desde Barcelona

para esta solemnidad. Renovó los propósitos de su Primera

Profesión. Y se ofreció para la Profesión Perpetua que se

acercaba.

Negras nubes: Octubre de 1934

Como otra cara de la moneda de aquel memorable

año de 1934 fue la noticia del estallido de la revolución en

Asturias. En Cataluña prendió inmediatamente el eco de

aquella situación dolorosa asturiana. El peligro de la Universidad

era superior a todo lo previsto. Venturosamente

la amenaza abortó. Y la paz volvió al claustro. Pero la persecución

quedaba a las puertas. Los superiores mandaron

56

proveer a todos los individuos de un traje seglar para posibles

emergencias.

El autor de El Holocausto Claretiano de Barbastro

1930-1936, Pere Codinachs CMF, en la página 115, bajo

el epígrafe Conflictos municipales (1931-1934), y en la

página 121, con el de El 6 de octubre de 1934. Alarma y

premonición, da una visión muy objetiva de la situación

de aquellos conflictos cervarienses.

Ramón iba por razón de compras a Igualada y a Sabadell.

En todos estos viajes fue siempre vestido de paisano.

Su sobrina Pepeta recuerda haberlo visto en Igualada

dos veces vestido de seglar. La inseguridad así lo aconsejaba.

Ramón se desplazaba también a Lleida con alguna

frecuencia con el fin de tener en regla la documentación

para el servicio militar. Las circunstancias no favorecían el

optimismo. Viajaba con precaución. Hasta para ir a su pueblo

cercano de Santa Fe iba de paisano y con sombrero.

Luz en el horizonte

En medio de aquellas noticias que parecían querer

asfixiar la paz y la esperanza podemos encontrar

manifestacions populares de religiosidad significativas y

también particularmente estimadas cuando eran promovidas

por los mismos claretianos.

La Federació de Joves Cristians, promovida por el

P. Girón, y recordada en Annales 1936, pág. 501; la Diada

de la Acción Católica acogida en la Universidad el 5 de

mayo de 1936, y otras celebraciones populares llenaban

57

también de luz el horizonte un poco de aquella Comunidad.

Merece especial mención la Procesión del Corpus

Christi de 1935, y la fiesta comunitaria del Centenario de

la ordenación sacerdotal del P. Claret el 13 de junio de

1935.

Festividad de Corpus Christi: 1935

Fue la primera celebración desde la venida de la

República, el 14 de abril de 1931. Todo Cervera estaba en

la procesión. La Comunidad entera se sumó a esta explosión

de religiosidad. Hileras de hombres inacabables. Paredes

cubiertas con ramas de árboles y de cerezo con cerezas;

colgaduras en los balcones; flor de retama, pétalos de

rosa y papelitos de color dibujando el suelo

La Fiesta de Pascua alegró los claustros de la Universidad

con comparsa de cantores y lucida banda de música.

La juventud cervariense y toda la Comunidad de la

Universidad vivían parecido fervor.

Centenario de la ordenacion sacerdotal

del P. Claret

En Solsona, el día 13 de junio de 1835, fue ordenado

sacerdote Mn. Antoni Claret del Obispado de Vic. Esta

fecha fue recordada en la Universidad de Cervera con la

solemnidad requerida. Tanto los Hermanos como los sacerdotes,

miembros todos de la misma familia religiosa,

agradecieron al Señor el don sacerdotal concedido a San

Antonio M. Claret, Fundador de la Congregación. .

58

Capítulo V

Vida espiritual ascendente

del Siervo de Dios

La única brújula que orientó la vida espiritual de

Ramón fue el amor y el temor de Dios. Brújula heredada de

sus padres y antepasados que jamás dejó caer de sus manos.

Cada día renovaba su propósito de progresar. Ahora

comienzo. Las Constituciones de la Congregación exhortan

a renovar cada día el propósito de adelantar en la perfección.

El progreso integral de cada persona es el crecimiento

en edad, sabiduría y gracia. Como la Virgen María

progresaba continuamente, todo cristiano tiene marcado

un proceso en su itinerario espiritual. Solamente el Espíritu

Santo penetra en las profundidades de Dios y de su obra

divina en las criaturas. No obstante algunos signos pueden

descubrirnos el proceso de la vida interior de Ramón.

59

Jesucristo, Alfa y Omega

Los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de

María tienen por definición la que el mismo Fundador, San

Antonio Mª Claret, les dejó escrita en el número 494 de su

Autobiografía.

Un Hijo del Inmaculado Corazón de María es un

hombre que arde en caridad, y que abrasa por donde pasa;

que desea eficazmente y procura por todos los medios encender

a todo el mundo en el fuego del divino amor. Nada

le arredra; se goza en las privaciones; aborda los trabajos;

abraza los sacrificios; se complace en las calumnias y se

alegra en los tormentos. No piensa sino cómo seguirá e

imitará a Jesucristo en trabajar, sufrir y en procurar siempre

y únicamente la mayor gloria de Dios y la salvación de

las almas.

Esta definición es una síntesis del espíritu de Claret.

Síntesis que Ramón, haciendo eco a las palabras de San

Pablo a los Corintios, resumió en aquella frase que honra

su epistolario, cuando dice: “Lo más importante es el amor”

(Carta a su madre del día 23-12-1929).

Hijo del Corazón de María

Las palabras del P. Claret escritas en su Autobiografía

sobre María, como madre nuestra, son para todo

claretiano la mejor invitación a seguir el ejemplo del Apóstol

Juan al lado de María.

El Hno. Ramón desde pequeño fue consagrado a

María por su madre Josefa. Son maneras de recordar a la

60

Virgen María el encargo de Jesús en el Calvario: Mira, ahí

tienes a tu hijo.

Dentro de la Unversidad colgaban los cuadros del

Corazón de María en muchos pasillos, salas y habitaciones.

No son para contar las veces que cada claretiano le

recordaba a María este encargo de Jesús. Y a su vez todo

claretiano ha recibido siempre filialmente a María en su

casa.

De Ramón nos quedan las recomendaciones que en

sus cartas hacía a los suyos y la valoración que daba a todo

lo relacionado con el Corazón de María. Ponderaba poder

profesar en la fiesta de la Asunción de María; poder formar

parte de una Congregación de Hijos del Ido. Corazón de

María:

“Estoy muy contento de poder estar en la Congregación

de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de

María” (Carta del 23 de diciembre de 1928).

“Vdes. rogarán por mí para que pueda ser un buen

Hijo del Corazón de María” (Id.). “Esta carta es para hacerles

saber lo contento que estoy de estar en la Congregación

(Carta del 27 de agosto de 1929).

Manifestaciones de esa dependencia filial eran las

devociones particulares, como el rezo en particular de partes

de rosario, costumbre que edificaba especialmente a

los que estaban con él los dos meses anteriores al martirio.

Dice su hermana Montserrat que lo veían frecuentemente

con el rosario en las manos. Y que era notorio el amor con

que llevaba el escapulario y la medalla de la Virgen, que

jamás se quitaba de encima.

61

De los dos meses de convivencia el verano del 1936

Sor Cecilia Llemosí recuerda que Ramón “Hablaba mucho

de la Sma. Virgen, diciendo y repitiendo que no se perdía

ningún religioso consagrado a Ella en alguna Congregación

Mariana”. Seguramente Ramón explicaría la Promesa

Consoladora que ya en otras ocasiones había comentado

a los suyos. Así lo recuerda la Breve Autobiografía

escrita por su hermana.

La Promesa consoladora

En el Libro de Daniel leemos que los inscritos en el

Libro de la Vida se salvarán: En aquel tiempo se levantará

Miguel, el gran príncipe que está del lado de los hijos de tu

pueblo. Será tiempo de angustia, como nunca fue desde

que existen las naciones hasta entonces. Pero en aquel tiempo

tu pueblo será librado, todos aquellos que se encuentren

inscritos en el libro (Dan. 12,1).

El P. José Xifré aseguraba en una Circular haber

oído al P. Claret que todos sus Misioneros fieles hasta la

muerte están inscritos en el Libro de la Vida.

El Hno. Ramón conocía esta Circular del P. Xifré

publicada en Annales con fecha 23 de octubre de 1897. Y

hacía participar a sus familiars de la alegría de esta Promesa.

La Inmaculada, Titular

El escultor del retablo del paranimfo de la Universidad,

Jaime Padró, ha pasado a la historia por la preciosa

62

imagen de la Inmaculada Concepción de María que preside

el altar. Esta escultura es testigo de las numerosas profesiones

de claretianos desde 1888 hasta 1936.

La vida espiritual del Fundador San Antonio Mª

Claret estuvo muy vinculada al misterio de la Inmaculada.

Por eso puso por nombre a sus Misioneros el de Hijos del

Inmaculado Corazón de María. Serán Hijos en el Hijo, en

Cristo, el Enviado. Serán Hijos del Corazón de María, para

hacer presente, como Ella, el Amor maternal del Padre. Serán

Hijos del Corazón Inmaculado, porque como la Inmaculada,

deberán aplastar la cabeza del mal.

Los Misioneros de la Comunidad de Cervera fijaron

incontables veces su mirada en esta escultura de Jaime

Padró, que les recordaba fácilmente su identidad misionera.

Lo más importante es el amor

Con esta frase condensaba el hermano Ramón todo

el ideal de su preciosa, corta y densa vida. Cuando la escribía

a su familia el dia 23 de diciembre de 1929, no había

conocido otras almas de nuestros tiempos que, como Teresa

de Calcuta, han hecho del amor y de la caridad el secreto

de toda su santidad. Ni se había divulgado la nueva cultura

del amor, con que el Papa Juan Pablo II ha propagado la

nueva evangelización de nuestros tiempos modernos.

Ramón, como todas las promociones claretianas de aquellos

años, conocía profundamente Santa Teresita del Niño Jesús,

que centró su vocación en ser el corazón en la Iglesia, para

quien también lo más importante fue siempre el amor.

63

Amor de hijo y hermano

Santa Teresita del Niño Jesús decía: No me gustan

los santos que no aman a su familia. El Hno. Ramón tenía

los mismos sentimientos que brillaron en la Santa de Lissieux.

Durante el Noviciado fue muy exigente con los suyos;

no quería que le escribieran ni que le hicieran visitas. Así

lo manifestó en algunas cartas y en la visita a sus hermanas

en Horta. Pero el amor a los suyos aumentaba interiormente

y se manifestaba en el recuerdo que de ellos tenía en el

Señor.

Después de la profesión y destinado ya a la Comunidad

de Cervera, tuvo muchas ocasiones para manifestar

el tierno amor que crecía en su corazón para su madre en

particular. Los Viernes de cada semana eran y siguen

siendo días de mercado en Cervera. Por eso todos los pueblos

vecinos acuden regularmente a la capital de la comarca.

Las familias de Santa Fe seguían la misma costumbre

secular. Josefa, la madre de Ramón, y su hermana Teresa

aprovechaban el día de mercado para hacer sus compras y

también para saludar a sus amigos. La familia Noguera era

una de ellas. Y aquí solía acudir Ramón para encontrarse

con su madre y su hermana. Como la madre padecía de

sordera, estaban muy agradecidos a la familia Noguera que

les dejaba un espacio tranquilo para hablarse. Testimonio

de Francisca Noguera, que recuerda la buena impresión que

le causaba el trato amable, serio y sencillo del Hno. Ramón.

Tenía Ramón verdadero aprecio por los suyos. Y se

lo demostraba con algún detalle, si estaba en sus manos.

En 1935 su sobrina Pepeta - Josefa Comaposada - estudia64

ba en un colegio de Igualada. Como Ramón viajaba a Igualada

por motivos de su cargo, para adquirir pieles especialmente,

visitó dos veces a su sobrina en el Colegio donde

ésta estudiaba. En una de estas visitas le hizo entrega

de una sencilla estilogràfica.

Su buena madre

Es una constante en los mártires claretianos que el

amor a la propia madre se manifiesta durante toda su vida,

pero de una manera especial en el momento de la despedida

para ir al sacrificio en aras de aquella fe cristiana que

ellas habían sembrado en sus corazones.

“Doy gracias a Dios por haber tenido una madre

tan buena” (Carta del 27 de agosto de 1929). Y así lo repite

dirigiéndose a su hermana pequeña: “Anímate, seas muy

buena y seas muy obediente a nuestra buena madre” (Carta

del 27 de agosto de 1929).

En su momento contemplaremos la unión de madre

e hijo ante el ara de la inmolación martirial.

El amor, como bondad

La bondad interior se exterioriza sin llamar la atención.

Ramón es aquel niño que cuidaba a su abuelo sin que

nadie se lo dijera, es aquel joven que se ofrecía a ayudar

varias misas si hacía falta, es aquel novicio que ayuda voluntariamente

a preparar las habitaciones de los ejercitantes

de la Casa de Ejercicios de Vic, es aquel hombre maduro

que cede espontáneamente su habitación a su hermana

65

Montserrrat y a las otras dos religiosas cuando las ve llegar

extenuadas después del duro éxodo desde Barcelona.

Son unos botones de muestra.

Ramón era bueno en sus juicios sobre los mismos

perseguidores.

Tenía sentimientos de bondad compasiva para los

pobres jóvenes sin más cultura que la que recibían de una

escuela sin ningún principio de fe y de espiritualidad.

El amor, como alegría

La alegría, la bondad y la sencillez son flores naturales

que en algunas personas, como en Ramón, crecen juntas

sin ceder ni a los fríos inviernos ni a los calores estivales.

“Su trato era muy apetecido” testimonia el Hno. Valero

Rubiella. “Nunca le vi mover la más pequeña riña, antes

al contrario esparcía alegría por todas partes; siempre

estaba bien con todos”.

Una de sus sobrinas, Rosalía cuando conoció a

Ramón, comentaba: “Nunca he visto una persona tan buena”.

Y el Hno. Manuel Cascales, distinguido enfermero

de la Comunidad, apreciaba al Hno. Ramón porque “era

un alma sencilla y buena, dentro de un cuerpo fuerte y robusto”.

Durante su viaje de Cervera a Barcelona y de Barcelona

a Vic, visitó a sus hermanas religiosas en Horta. Su

rostro radiaba una alegría tan diáfana que María y Montserrat

vieron en ella una auténtica señal de vocación.

66

La primera carta desde Vic del 27 de julio de 1928,

comienza con una solemnidad desacostumbrada: “Mi querida

madre y hermanas: Les hago saber en la presente carta,

la alegría tan grande que un servidor experimenta estos

días”.

El 23 de diciembre: “Les hago saber que estoy

muy bien de salud y muy contento de todo”.

El 17 de marzo insiste: “Sabrán que un servidor

sigo muy contento de estar en esta Casa Noviciado” “...

Aún hago de zapatero y cada semana me hago algunos

pares; por eso también estoy muy contento de haber aprendido

bien el oficio”.

El 27 de agosto de 1929: “El motivo de escribir

esta carta es para hacerles saber lo contento que estoy de

estar en la Congregación”.

Y el 18 de marzo de 1931 revela el secreto de su

satisfacción: “Mis hermanas religiosas me escriben con

bastante frecuencia, me cuentan varias cosas, dicen que

están muy contentas, esto me causa mucha satisfacción,

porque es señal que Jesús está contento de ellas. No puede

haber alegría verdadera, donde Jesús no reina”.

Y continúa relacionando la justicia – cada uno en

su destino- y la paz, como fuente de esta auténtica satisfacción

espiritual: “Con paz y verdadera alegría, todo marcha

bien, todos y cada uno en su destino, hemos de procurar

siempre, que en nuestro alrededor, reine siempre la verdadera

paz de Jesús, José y María; así, como en Nazaret,

también reinará nuestra sana alegría”.

67

El amor, como amistad

Jesucristo distinguió a los suyos con el nombre no

de siervos, sino de amigos. La amistad es una comunión de

motivaciones. Entre amigos no hay secretos. Viven unidos

y trabajan compenetrados porque participan conscientemente

de los mismo ideales.

El Hno. Ramón Rius era de la misma edad que el

Hno. Fernando Saperas. La obediencia los había puesto

en la misma Comunidad para servirla. Lo hacían con tanto

interés que los dos se animaban mutuamente.

El P. Julián Pastor manifestaba el dia 19 de Junio de

1999 que los hermanos Ramón Rius y Fernando Saperas

gozaban visiblemente sirviendo a la Comunidad. Nadie

pensaría entonces que los dos serían Mártires pocos años

después. Esta clase de Hermano habría que poderlos injertar.

La frase es del P. Bargués. La solía repetir con motivo

del fallecimiento de Hermanos Coadjutores con fama de

santidad: “Quina llástima que aquesta mena de Germans

no es puguin empaltar”. (Cfr. Annales, 1915, página 500).

El Hermano Fernando Saperas ha pasado a la

historia como el Mártir de la Castidad. Se habían formado

bajo el mismo magisterio en el Noviciado y siempre con

los mismos ideales. Un temperamento semejante unía

aquellos dos personalidades. Trabajadores y alegres,

llamaban la atención por la eficacia y perfección en sus

quehaceres. Se ayudaban y se entendían muy bien para todo

lo que pudiera favorecer la buena marcha de la Comunidad.

Una de las fotografías de archivo del Hno. Ramón

tiene como pie de foto la inscripción: Portero de la Univer68

sidad. El titular de la Portería fue largo tiempo el Hno.

Saperas, como el Hno. Rius lo fue de la zapatería. Pero

este documento gráfico manifiesta cómo Rius y Saperas

se ayudaban mutuamente.

Es digna de recordarse la amistad que le unía a aquellas

dos sobrinas suyas, Rosalía y María, que durante los

dos meses de refugio en Santa Fe pudo tratar de cerca y

adoctrinar en el camino de Jesús.

El amor, como belleza

Era Ramón aún alumno de la escuela del pueblo

cuando comenzaron a llamarle “el pequeño artista”. Tan

grande era la afición que ya desde pequeño tenía por el

dibujo. Ahora ya mayor siguió cultivando su amor a la

belleza, consciente de su potencial misionero. Quizás no

conocía aquella frase de Dostoievsky:

“La belleza salvará al mundo” (Dostoievsky, El

Idiota. p. III, cap. V)),

pero la puso en práctica. El mismo Papa Juan Pablo

II la comenta en su “Carta a los Artistas” del 23 de abril de

1999. La belleza es clave del misterio y llamada al trascendente.

La fuerza de la belleza es evangelizadora.

El amor, como trabajo

De una larga letanía de testimonios sobre el espíritu

de Ramón, todos coinciden en exaltar su laboriosidad como

69

servicio a sus hermanos de Comunidad.

El P. Manuel Mascaró, profundo sicólogo natural y

experimentado en sus largos años de formador de jóvenes,

decía que

“el Hno. Ramón, como zapatero, fue siempre notable

por la rapidez y soltura con que despachaba los encargos

que recibía”.

Un buen compañero y amigo que lo conoció muy

de cerca, el Hno. Valero Rubiella, ponderaba al Hno. Ramón

como

“muy amante del trabajo, muy asiduo al mismo y

siempre dispuesto a todo”.

El Hno. Hermegildo Clotas, famoso entre los claretianos

como trabajador siempre activo, decía del Siervo

de Dios Ramón que

se distinguió siempre por su laboriosidad, por su

limpieza, y por su servicialidad”.

Otra figura egregia, el Hno. Francisco Bagaría añadía:

“El Hno. Rius era muy cuidadoso de quedar siempre

bien con los de fuera de la Comunidad. Cuando venían

visitas y él servía en el recibidor, todos quedaban admirados”.

Las cinco semanas que pasó con la familia el verano

de 1936 dio ejemplo de colaboración en cualquier trabajo.

“Ayudaba mucho a mi madre en las cosas de la

casa y de la huerta” (Recuerdos de su hermana Montserrat).

70

El amor, en una comunidad muy plural

Los había de todas las edades. Los más jóvenes eran

mayoría. Los había de diversa procedencia: De muchas provincias

de España, y de países diversos. argentinos, chilenos,

bolivianos, peruanos, chinos, alemanes.... El debía

someterse a los horarios de los demás. Cada sección seguía

su ritmo de vida, de estudio y de trabajo. Todos agradecían

el servicio sonriente del Hno. Ramón

71

Capítulo VI

Fiel a la Causa de Cristo

hasta el martirio

2 septiembre 1936

Expulsión de la Comunidad de Cervera

La Comunidad Claretiana que hasta aquel día 21 de

julio de 1936 había rezado, trabajado y predicado desde la

sombre acogedora de quellos claustros de la Universidad

fue dispersada en cosa de una hora, por orden de la Revolución.

Algunos encontraron refugio en lugares próximos

como Ramón. Los enfermos fueron trasladados al Hospital.

Y la mayoría se dirigieron hacia Solsona; pero no llegaron.

Refugiados la primera noche en el convento mercedario

de San Ramón, pronto se disperesaron con distinta suerte.

Refugiado en Santa Fe

Ramón se dirigió en bicicleta a Santa Fe. Llevaba

lo imprescindible y las cien pesetas con que los Superiores

72

proveyeron a cada claretiano antes de huir.

Los primeros días se quedó en casa de su hermana

Filomena. Eran los días de la trilla. Ramón les ayudaba como

un trabajador más de la casa. El nombre de la casa era Cal

Cisco. Por la noche del mismo día 21 de julio Ramón

contemplaba desde el balcón más alto de la casa el deprimente

espectáculo de las hogueras que ya ardían en Cervera

y en los alrededores de la ciudad. Ramón se mostraba muy

preocupado por la suerte de sus hermanos de Comunidad.

La sobrina de Ramón, Pepeta, hija de Filomena,

recuerda que su tío tenía un necesser en su habitación.

Ramón se llevó consigo este necesser, cuando a los pocos

días, fue a vivir con su madre y las otras hermanas en su

casa paterna, conocida con el nombre de Cal Castellé. Más

tarde, después de su martirio, este necesser fue considerado

una reliquia, y sirvió de sagrario en aquellas catacumbas

del Castell de Santa Fe durante el tiempo de la persecución

religiosa.

El día 30 de julio llegaron desde Barcelona la otra

hija, Montserrat Rius, y dos religiosas más del mismo convento,

las hermanas Enriqueta y Teresa Llamosí, en religión

Dominga y Cecilia Llamosí i Boguñá. A la salida del convento

de Horta (Barcelona) las tres religiosas fueron

reconocidas como tales, por lo que fueron amenazadas de

muerte y maltratadas repetidas veces. Cuando hubieron

llegado a la Estación del Ferrocaril del Norte consiguieron

subir a un vagón de pasajeros de un tren mixto, que, unido

a otros vagones de mercancías, salía con dirección a Lérida.

Ya en Cervera, bajaron disimuladamente del tren y se

dirigieron andando hasta Santa Fe.

73

De aquellas horas de viaje en el tren es interesante

recordar la siguiente escena. Una madre se acercó a las tres

religiosas y les preguntó muy preocupada qué debía hacer

con el Catecismo de su hijo; qué le podía pasar por guardarlo...

La persecución religiosa dominaba el ambiente.

Preparación para el martirio

Desde finales de julio hasta el día de su muerte, el 2

de septiembre, Ramón llevaba una vida muy ejemplar. A su

lado se respiraba el “espíritu de Getsemaní”: oraba y se

preparaba para el sacrificio, que en aquellos días de fuerte

y atroz persecución religiosa, era fácil de prever como

posible.

Sólo pasará lo que Dios quiera

Ramón solía repetir estas palabras en aquellos días

de dolor, de incertidumbre y de aflicción. Vivía interiormente

un gran abandono en manos de la Divina Providencia.

Así lo comentaba cuando se encontraba en particular con

su misma madre, y otras veces cuando se reunía con sus

hermanas y las otras religiosas refugiadas en la casa.

Su fortaleza de espíritu se manifestó estos días ante

las asechanzas de un trabajador que lo quería pervertir.

Confiándose a su hermana María le decía: “Alguien pretende

pervertirme. Pero no temas. Dios me ayuda. Cuántas

gracias daré siempre a mis Superiores por haberme

formado tanto en el temor de Dios”. Y se dolía de la

juventud deformada con teorías y prácticas alejadas de Dios.

74

Amor a sus hermanos de Comunidad

Ramón llamó la atención de los que convivían

escondidos con él, por el amor que sentía y demostraba

hacia la Congregación. Estaba más preocupado por la suerte

de sus hermanos de Comunidad que por la suya propia.

Ramón no sabía qué había pasado con los Misioneros de su

Comunidad de Cervera. Un día afrontó el peligro y se llegó

hasta Cervera para tener noticias de sus hermanos. Volvió

muy afligido y afectdo por todo lo sucedido.

En otra ocasión se enteró de que en una masía de

Santa Fe, llamada la Caseta de la Teula, se habían refugiado

algunos Padres de la Universidad. Y allá se dirigió para

hacerles una visita y poder hablar con ellos. Se dejó

acompañar de sus dos sobrinas de poco edad, Rosalía y

María. Quizás por esta circunstancia tuvo que volverse sin

poderlos ver, porque los dueños de la Caseta de la Teula,

muy prudentemente, creyeron más oportuno disimular,

sobre todo delante de las dos pequeñas. Esta negativa causó

una profunda herida en corazón bondadoso de Ramón.

Esta preocupación por su familia religiosa la

conservó y aumentó durante todo su cautiverio. Deseaba

tener noticias de los suyos. Y el mismo día 1 de septiembre,

vigilia de su prendimiento y martirio, se atrevió a viajar

hasta el Hospital de Cervera, donde residían los enfermos

y el P. Juan Buxó que los cuidaba. Fue acompañado hasta

el Hospital por su amigo Salvador Noguera, dejó la bicicleta

al pie de la escalera, y subió a visitar a sus hermanos de

Comunidad. Tal vez para recibir los sacramentos que serían

los últimos de su vida.

75

Amor a la observancia

Durante estos días tan atípicos, anteriores a su martirio,

seguía la observancia regular en cuanto podía.

La meditación de la mañana, la lectura espiritual

durante el día, el santo Rosario, la visita al Señor Sacramentado

que presidía disimuladamente aquellas catacumbas...

Un día su hermana María le preguntó si tenía algún

libro de meditación. Le enseñó la Imitación de Cristo, y

añadió sonriente: “Este es mi compañero. No lo dejo nunca.

Lo abro al azar y me dice lo que necesito”.

En otra ocasión su hermana María le ofreció Vida

íntima con Jesús. Lo leyó, y muy agradecido por aquel libro

que calificó de maravilloso, se lo devolvió diciendo:

“Estos días podemos hacer muy bien nuestra meditación

sin ninguna clase de libros”.

Con motivo de la fiesta onomástica de Ramón, pocos

días antes del martirio, el día 31 de agosto, la madre

preparó para todos el mejor pollo del corral. Pero Ramón

pidió que le dispensaran, porque, según las Constituciones

de la Congregación, era más edificante no aceptar aquella

invitación.

Como si estuviera en su Comunidad, él mismo se

arreglaba la ropa, se hacía la cama, se ordenaba la habitación.

Mientras las religiosas estaban en la pequeña sala de

costura, accedía a hacerles un breve rato de compañía; pero

prefería trabajar ayudando a su madre y catequizando a sus

dos sobrinas Rosalía y María, hijas de su hermana Filomena.

Pocos años más tarde las dos siguieron la vocación re76

ligiosa.

El espíritu de Getsemaní

El espíritu de Getsemaní, el de Jesús arrodillado ante

el Padre en el huerto de los olivos, había calado profundamente

en pocas semanas en el alma de Ramón. Se retiraba

con frecuencia a solas para orar privadamente. El testimonio

de sus dos hermanas, María y Montserrat, y el de las

otras dos religiosas, Enriqueta y Teresa Llamosí i Boguñá,

en religión Sor Dominga y Sor Cecilia, coinciden en recordar

a Ramón discretamente retirado de su trato durante

aquellas semanas anteriores al martirio. Lo podemos atribuir,

como ellas hacían, a la educación que Ramón había

recibido sobre la modestia, la delicadeza y la cautela de

quien conserva el candor y la pureza infantil. Pero también

es acertado pensar en la presencia del Espíritu Santo que

preparaba aquel corazón, sumido en el retiro y en el silencio

de la oración, para el acto de amor más grande de su

vida.

Firme en la fe

Muchas fueron las escenas que reflejaban la profunda

fe de Ramón y su decisión de confesarla siempre,

con la misma propia sangre, si llegara el momento. Una de

ellas tuvo lugar poco antes de su muerte. Ramón había ido

con su madre a la viña que tenían cerca del pueblo de Montfalcó

Murallat. Desde allí se veían pasar diversos camiones

cargados de personal armado, con banderas rojas, y con

ánimo manifiesto de persecución religiosa.

77

- Hijo mío, le dice su madre. Si algún día te encontrases

en medio de personas que quisieran hacerte renegar

de Dios, déjate matar y prefiere siempre el martirio.

- Madre, os aseguro que si se presentara este momento,

yo escogería siempre dar la vida por Dios.

Cuando llegaron a casa comentaron esta escena con

todas las hermanas y con muestras de satisfacción. Era un

anuncio de la pasión y muerte que se aproximaba.

Prendimiento y martirio

Caían las primeras horas del día 2 de septiembre,

cuando en medio de la oscuridad de la noche, se oyeron

unos fuertes golpes en la puerta de la casa, que despertaron

a todos sus habitantes.

Eran catorce milicianos de Cervera. Iban armados y

acababan de llegar en coches y camiones, para practicar,

según dijeron, un registro en aquella casa.

Así respondieron a la joven Teresa que desde la ventana

del primer piso de la casa les preguntó qué querían.

Teresa avisó rápidamente a toda la familia y abrió

la puerta de la calle.

Inmediatamente subieron hasta la sala del primer

piso algunos hombres bien armados.

Al mismo tiempo la hermana Montserrat se fue a la

habitación de Ramón y le dijo:

- Mira, Ramón, los del Comité te quieren ver. ¿Quieres

esconderte?

78

La respuesta de Ramón fue corta y clara:

- No, ya voy.

Y se presentó sereno y al parecer muy tranquilo en

la sala donde estaban también su madre, sus hermanas y las

otras religiosas, las cuales quedaron todas llenas de asombro

y admiradas, porque sabían que Ramón de natural era

algo tímido.

Allí le esperaban también los dos milicianos, que

comenzaron un simulacro de juicio a base de muchas preguntas,

algunas muy molestas y ofensivas.

El miliciano que preguntaba se puso al fondo de la

sala, junto a una mesa con Ramón cerca de él. El otro se

quedó vigilando la escalera de salida, para que nadie se

moviera.

Entre otras preguntas la hermana María recuerda

las siguientes.

-¿Eres un fraile de la Universidad?

- Sí, lo soy.

¿Cuántos años tienes?

- Tengo 23 años.

-¿Cuántos años tenías cuando entraste a la Universidad?

- Tenía 13 años.

-¿Fue el cura del pueblo quien te engañó para entrar

allí?

- Nadie me engañó. Entré en la Universidad por mi

79

propia voluntad.

- ¿Qué trabajo de obligaban a hacer?

- Soy zapatero y cuidaba voluntariamente del calzado

para toda la Comunidad.

-¿Cómo te trataban en la Universidad?

- Estoy muy contento de todo. Y solo pienso en voler

a reunirme con toda la Comunidad.

-¿Dónde han escondido el dinero de la Universidad?

- No lo sé.

- Y los superiores ¿dónde están escondidos?

- No sé nada de nada ni de nadie.

Entonces el miliciano que hacía el papel de juez,

dejó en la mesa el arma que llevaba en la mano, empujó a

Ramón para que se pusiera en medio de la sala, le mandó

que estuviera con los brazos levantados delante de todos, y

lo registró de arriba a bajo, metiéndole las manos en los

bolsillos.

Como no le encontró nada dijo que no estaba bien

convencido y que era necesario hacer un registro en su habitación

para ver si tenía armas o tenía a alguna

persona.escondida.

Ramón puso la mano en el hombro de uno de los

milicianos, en señal de manifiesta bondad, para acompañarle

hasta su habitación; pero cuando oyó que éste se desataba

en blasfemias, la retiró enseguida, y cruzó los brazos con

una actitud tan serena que impresionó a los presentes.

80

Ramón se quedó en la puerta de la habitación, mientras

el miliciano registraba el armario y tiraba por tierra la

ropa personal y hasta la de la cama.

Acabada la comedia del registro los milicianos

dijeron que era necesario que Ramón fuera a Cervera para

declarar allí delante del Comité.

Con Ramón querían llevarse también a todas las

cinco religiosas, María Rius, Montserrat Rius, Enriqueta

Llemosí, Teresa Llemosí y Aurelia Curiel.

- Por qué hemos de ir nosotras, preguntó la Montserrat.

- Para coser ropa para el ejército, le respodieron

los milicianos.

Cuando Teresa, la hermana menor, la única que no

era religiosa, se ofreció para ir también a coser con las

demás, los milicianos la interrumpieron con una respuesta

muy significativa:

- Tu, no. Solamente las que son monjas.

Querían llevarse solamente a las religiosas para fusilarlas,

como harían poco después con Ramón.

Montserrat hizo saber a los milicianos que ellas

debían quedarse en Santa Fe, sin moverse, hasta que recibieran

órdenes del Comité de Barcelona, que así se lo había

mandado.

Manifestó también que no todas sabían coser.

Los milicianos hablaron entre ellos, consultaron a

los otros que estaban vigilando en la calle y distribuidos

81

alrededor del castillo para que nadie se fugara, y decidieron

llevarse de momento solamente a Ramón.

Entonces ordenaron a Ramón que bajara con ellos

hacia los coches.

La despedida se convirtió en una doble escena de

ternura y de fe. La madre y las hermanas intentaron seguirlo.

Pero los milicianos pusieron un fusil atravesado en la

escalera, diciendo que pasase solamente el fraile.

Entretanto la madre, previendo que el interrogatorio

del Comité de Cervera a Ramón podía alargarse muchas

horas, quiso preparar rápidamente un bocadillo para

Ramón; y acercándose por última vez a él le dijo:

- Hijo mío, espérate, que voy a buscar un poco de

almuerzo.

A lo que Ramón, siempre muy sereno, respondió:

- Gracias, madre, ya no hará falta.

Y abrazando a su madre le dio el último beso. Entonces

la madre cogiendo fuertemente la mano de su hijo,

añadió:

- Hijo mío, ten ánimo, es un momento. Sé fiel hasta

la muerte.

Ramón repetió:

- Sí, madre, sí, hasta la muerte.

Y tomando él mismo la iniciativa, puso amablemente

la mano sobre el hombre de uno de los milicianos, y,

estando ya en la escalera, les dijo.

82

- Hale, vamos ya.

Y con una mirada, consciente de la importancia de

aquel momento, se despidió de toda la familia.

Las hermanas desde la ventana de la casa intentaban

seguir como podían el prendimiento de Ramón en medio

de aquella oscuridad. Era de noche. Ramón subió en

uno de los dos coches. Se cerraron todas las puertas. Y las

hermanas pudieron oir desde dentro de casa una voz de la

calle que preguntaba si estaban todos, a lo que varias voces

respondíeron que sí. Sonaron algunos pitidos y se hizo

un gran silencio. Al cabo de unos minutos empezó el roncar

de aquellos motores que partieron hacia Cervera.

La familia quedó sumida en el más profundo dolor.

Sofocando la propia angustia, la madre y la hermana menor,

Teresa, a las cinco de la mañana, corrieron hacia Cervera.

Fueron a ver a unos conocidos que podían estar

enterados del caso, y preguntaron por Ramón.

- No vale la pena que lo busquéis. Ramón está en el

cementerio.

Efectivamente, Ramón había sido asesinado entre

las cuatro y cinco de la madrugada del día 2 de septiembre

a las puertas del cementerio de Cervera.

Al oir esto la madre y la hermana, acompañadas de

su prima de Cervera, se dirigieron rápidamente al cementerio.

Encontraron allí el enterrador. Y se interesaron por

el cuerpo de Ramón.

El enterrador les explicó que no hacía mucho rato

83

había sido asesinado un joven cerca de las puertas del cementerio,

a la derecha, antes de entrar. La víctima había

sufrido mucho. porque el asesino, obligado por los milicianos

a disparar los tiros, jamás había tocado un arma. Viendo

los milicianos que Ramón no moría, lo remataron ellos

mismos personalmente.

La madre y la hermana expusieron al sepulturero su

deseo de poder ver el cuerpo de Ramón. El enterrador les

contestó que el cadáver ya había sido colocado en el depósito.

Teresa se lo explicó a su madre, que por su sordera

profunda, no había oído la respuesta. Y las dos desistieron

de verle, porque habían entendido que el cuerpo de Ramón

había sido echado en una fosa común.

Lo sintieron de veras, porque lo hubieran querido

colocar en un nicho. En el banco de piedra, junto al cual

cayó muerto Ramón, había todavía un resto de sangre. Los

familiares humedecieron con ella un sencillo pañuelo, que

guardaron como una preciosa reliquia. El cuerpo de Ramón

y el de otros muchos claretianos mártires fueron desenterrados

unos años después, acabada la persecución religiosa.

La familia de Ramón lo reconoció inmediatamente.

84

Capítulo VII

Sacrificio agradable a Dios

Glorificación

Los Mártires de la Congregación de Misioneros

Hijos del Inmaculado Corazón de María -Claretianos- son

273. Los 51 Beatos Mártires de Barbastro esperan su Canonización.

Los Siervos de Dios en total son 133; todos

esperamos poderlos ver pronto beatificados. Entre ellos

esta el Hno. Ramón Rius.

Los 89 restantes fueron mártires anónimos, doblemente

heroicos, porque murieron solos, sin los testigos

necesarios para poder comenzar el proceso de su glorificación.

Otros claretianos han sido también víctimas de la fidelidad

a sus cargos y responsabilidades.

Fama de Mártir

El Hno. Ramón Rius martirizado el día 2 de

septiembre de 1936, fue invocado muy pronto por sus

familiares y devotos conocedores de su testimonio martirial

cristiano. Las gracias principales obtenidas inmediatamente

después de su martirio proclaman que su sacrificio fue

agradable a Dios. Nos referimos a la curación repentina de

85

María Rius, la hermana de Ramón, y al favor concedido a

su madre Josefa.

María cura de larga y grave enfermedad

La Hermana María Rius Camps había contraído una

grave enfermedad, que el año 1935 fue diagnosticada por

el Dr. Raventós de Barcelona como tuberculosis mortal. Se

manifestaba con una fiebre alta y un cansancio muy acentuado.

La enfermedad era debida seguramente a una mala

alimentación y a un exceso de trabajo. Estos casos eran

frecuentes en los conventos que sufrían las consecuencias

de la penuria provocada por la persecución religiosa de

aquellos tiempos.

Por otra parte las responsabilidades de la Hna. María

eran de mucho alcance. Ella había profesado perpetuamente

en 1928; pronto fue nombrada ayudante de la Maestra de

Novicias; y poco después Maestra del Noviciado y Encargada

de todas las Aspirantes.

Cuando Josefa y Teresa, madre y hermana de María,

tuvieron noticia de que ésta estaba enferma, emprendieron

viaje desde Santa Fe a Barcelona y fueron a verla en el

Convento de las Carmelitas de San José de Horta.

La Sra. Josefa propuso a la Madre General, Rosa

Ojeda, el traslado de María al Castillo de Santa Fe.

El viaje se preparó inmediatamente y se efectuó el

día 27 de Abril del mismo año 1936.

Como les recomendaron buena alimentación y ai86

res sanos, cada día llevaban a la enferma desde la casa de

Cal Castellé hasta un pinar vecino, situado entre Santa Fe

y el pueblo de Altarriba, a caballo de una pequeña burra

mansa. Al mediodía María comía en el mismo bosque, y

por la tarde la volvían a casa. A pesar de estos cuidados la

fiebre no cedía.

Para ir a Misa la llevaban también de la misma forma,

subida al mismo animal. El ahogo le impedía poderse

desplazar a pie desde casa hasta la iglesia.

Un día para poderse confesar, María logró

arrodillarse como hacían los otros fieles de la parroquia.

Pero el mismo confesor, en medio de su exhortación, tuvo

que ir a buscarle una silla, porque la enferma «no podía

resistir más».

La enfermedad era verdaderamente grave. Llegada

la guerra del mes de julio de 1936, las dificultades fueron

creciendo día a día. Y María, en vez de mejorar, empeoraba.

La fiebre seguía siendo muy alta por las tardes y el cansancio

y ahogo aumentaban; la enferma sudaba y temblaba de tal

manera que sufría ella y hacía sufrir a los demás.

Ella misma vio que aquel proceso la llevaría a la

muerte y así un día se lo confió a su madre. La madre para

consolarla le dijo que ya se curaría. Y que en su vida tenía

que hacer aún cosas muy grandes. La Sra Josefa, sin saberlo,

hizo una gran profecía.

Después del martirio de Ramón, María puso toda

su confianza en la intercesión de su hermano. Fue entonces

cuando comenzó una Novena al Sagrado Corazón de Jesús

pidiendo, por intercesión de Ramón, que le desapareciera

la fierbre, si era voluntad de Dios nuestro Señor.

87

El día quinto de la Novena, María seguía con fiebre

y ahogo, como todas las tardes. Pero de repente sintió un

frescor agradable. Se puso el termómetro y constató que

solamente tenía treinta y seis grados y tres décimas.

Bajó inmediatamente a la cocina donde algunas estaban

trabajando Y les explicó con emoción que le había

desaparecido la fiebre. Siguió cuidándose algún tiempo para

restablecerse. Y poco a poco recuperó toda la salud.

La Hna. María había recibido la gracia que había

pedido: la desaparición de la fiebre por intercesión de su

hermano mártir Ramón. Trabajó aún muchos años. Nunca

recayó en aquella enfermedad. Y en 1988, a los 84 años de

edad, y 65 de vida religiosa, después de haber dado mucha

gloria a Dios y al Instituto, entró en la Casa del Padre.

Como un Domingo de Resurrección

El prendimiento y la muerte de Ramón habían dejado

una profunda herida en el corazón de todos, pero especialmente

en el de su madre. Como la espada profetizada

por Simeón atravesó un día el Corazón de la Madre de Jesús,

así la escena del prendimiento de Ramón y la noticia de su

martirio inmediato llenaron de pena, de tristeza y desolación

el alma de Josefa, la madre de Ramón.

Afectadas también sus hijas por aquel dolor, renovaron

el fervor en la oración y se encomendaron confiadamente

a la intercesión de Ramón delante del Señor.

Un día la buena madre Josefa fue al bosque de la

plana, cercana al pueblo de Montfalcó Murallat, a buscar

leña, como de costumbre. Recordó que aquella leña la ha88

bía cortado su hijo Ramón pocos días antes de su martirio.

Comenzó a pensar en ello, y de repente se sintió como inundada

de una inmensa alegría, segura de que tenía un hijo

mártir en el cielo. Volvió contenta a su casa. Y explicó a

todos lo que había experimentado.

«Estoy muy contenta. Estaba cogiendo la leña que

había cortado Ramón en nuestro bosque, pocos días antes

de morir, y de repente me he sentido inundada de una alegría

interior muy grande. Me he sentado en el tronco de un

árbol, y he oído interiormente una voz que me decía: Mare,

no ploreu. Sóc al cel. Sóc feliç. Madre, no lloréis. Estoy en

el cielo. Soy feliz».

Aquella satisfacción espiritual le duró todo el resto

de su vida. Recobró el espíritu de fortaleza que la distinguía.

Siguió siendo la mujer fuerte como la Madre de los

Macabeos. Vivió hasta los 85 años. El día 2 de Marzo de

1967, en Cervera, sin ninguna enfermedad, entregó su alma

al Señor.

Otros favores

Siempre se ha invocado la intercesión de Ramón.

La lista de favores es muy larga. Los primeros años se dejaba

constancia de ellos por escrito. Más tarde se confiaban

al archivo de la memoria. No es necesario reproducirlos.

Pero es de buenos corazones ser agradecidos. Sobre todo

cuando se salva la vida como en el caso del niño Antonio

Cornellana, a quien los doctores daban pocas horas de vida

por una grave infección en la garganta.

También en el caso de la niña Isabel Carol, que víc89

tima de una terrible meningitis, imposible de curar, según

los médicos, fue confiada al Hno. Ramón y sanó sin sufrir

desde entonces nuevas recaídas.

La lista sigue en la hoja Flores Martyrum y en otras

publicaciones sobre el Hno. Ramón.

Ya en el siglo XXI

Comenzado ya el siglo XXI la intercesión eficaz

del Siervo de Dios Ramón Rius se manifestó en la curación

de su hermana Montserrat. Imposibilitada de poder caminar

bien, a sus noventa años, por el desgaste de las rodillas,

los médicos no veían más solución que la operación. Se

hicieron todos los trámites. Y tenía ya señalado el día de la

intervención, cuando en medio de la oración cotidiana pidiendo

la protección de Ramón, decidió anular por su parte

la operación. La Hna. Montserrat confió plenamente en su

hermano Ramón, y fue a comunicar al médico su decisión.

Este se extrañó mucho. Pero la Hermana Montserrat desde

aquel día mejoró palpablemente, y hoy, a sus 94 años, sigue

andando ligera, visitando enfermos y animando a todos

con su fe y su cordial optimismo.

90

Siervo de Dios

Ramón Rius Camps

91

La madre Josefa con sus hijos y dos nietas

92

M. María Rius Camps

curada despés de invocar

al Siervo de Dios Ramón

93

Hna. Montserrat Rius Camps,

agradecida al Siervo de Dios

94

Fernando Saperas Aluja

compañero de Ramón Rius

en la vida comunitaria,

siempre muy unidos por el mismo ideal

hasta dar la vida por la Causa de Jesús.

95

ÍNDICE

Sumario 006

Introducción 008

La reliquia de un Castillo

Capítulo I 011

La vida en familia 1913 – 1925

Nacimiento

Los padres

Los hermanos

La casa natal de Ramón

Iniciación cristiana

El ambiente familiar

Bondad natural

La escuela

La catequesis

96

Efemérides locales del pueblo

Los familiares de Els Hostals

Ramón en el Mas Claret

Los Postulantes visitaban el Mas

Ramón viaja solo a Cervera

Visita a Santa Fe

Capítulo II 027

Postulante Claretiano

Cervera la ciudad preferida de Felipe V

La vida de un Postulante en la universidad

El Hermano Manuel Giol

La muerte del padre de Ramón

Las fiestas del Santísimo Misterio

Viaje a Barcelona y a Vic

Capítulo III 034

Novicio Claretiano en Vic

Recibe la librea claretiana

Piedad, estudio y rabajo manual

La oración

Formación critocéntrica

97

El Padrenuestro de 1913 en Les Oluges

Las Tres Avemarías de 1930 en Gurb

Mártires del Noviciado 1926-1929

Maestro Santo

Visitas de Misioneros al Noviciado

Primera Profesión

Capítulo IV 045

Misionero Hermano

Los Hermanos Coadjutores

Al frente de la zapatería de la Universidad

La crisis de 1929

Confianza de los Superiores en Ramón

Peligro en la zapatería

Visita de S.M. Alfonoso XIII

Año de la Redención 1933

Vivencias misioneras

Plantel de Apóstoles

Más Misioneros a China

Beatificación del p. Claret: 1934

El Nov. Ramón en Vic

98

Negras nubes: Octubre de 1934

Luz en el horizonte

Corpus Christi: 1935

Centenario de Claret, Sacerdote

Capítulo V 059

Vida espiritual ascendente del Siervo de Dios

Jesucristo, Alfa y Omega

Hijo del Corazón de María

La Promesa consoladora

La Inmaculada, Titular de la Universidad

Lo más importante es el amor

Amor de hijo y hermano

Su buena madre

El amor, como bondad

El amor, como alegría

El amor, como amistad

El amor, como belleza

El amor, como trabajo

El amor, en una comunidad muy plural

Capítulo VI 072

Fiel a la Causa de Cristo hasta el martirio

99

Expulsión de la Comunidad de Cervera

Refugiado en Santa Fe

Preparación para el martirio

Sólo pasará lo que Dios quiera

Amor a sus hermanos de Comunidad

Amor a la observancia

El ·espíritu de Getsemaní”Firme en la fe

Prendimiento y martirio

Capítulo VII 085

Sacrificio agradable a Dios

Glorificación

Fama de mártir

María cura de larga y grave enfermedad

Como un Domingo de Resurrección

Otros favores

Ya en el siglo XXI

Ilustraciones graficas 091

100