José Antonio López Espinosa
Descriptores DeCS: TRANSFUSION
SANGUINEA/historia.
Subjects headings: BLOOD
TRANSFUSION/history.
Existen referencias de que desde
la antigüedad se ponían de relieve las posibilidades terapéuticas de la
sangre humana. Durante la época del imperio romano, el naturalista
Plinius y los médicos Scribonius Largus y Galen
recomendaban su ingestión por vía oral como remedio para controlar
algunas enfermedades, principalmente la epilepsia.1 Se
dispone también de testimonios que indican que el descubrimiento de la
existencia de la circulación sanguínea por el inglés William Harvey2
y la identificación de la conexión capilar de las arterias con las venas
por el italiano Marcello Malphigi,3
constituyeron las premisas de los primeros ensayos de las transfusiones.
En febrero de 1665, el anatomista
inglés Richard Lower logró la primera transfusión entre animales,
al extraer la sangre de la arteria carótida de un perro e introducirla a
otro a través de la vena yugular.4 Dos años después, el
cirujano francés Jean Baptiste Denis realizó con éxito la primera
transfusión de una oveja a un hombre joven.5 Esta operación
se fue sistematizando por el propio Denis y por el también
cirujano alemán Matthäus Gottfried Purmann pero, como es de
suponer, en muchas ocasiones ambos fracasaban en su empeño, que a veces
llegaba a tener un desenlace fatal. Ello trajo por consecuencia que en
1668, el gobierno de París y la curia pontíficia prohibieran
terminantemente la práctica de las tranfusiones y que con el tiempo el
procedimiento fuera quedando prácticamente en el olvido.1
Durante el siglo XIX se
reiniciaron los intentos de hacer tranfusiones sólo en aquellas
situaciones en que peligraba la vida de las personas, lo que trajo
consigo la realización de muchos trabajos experimentales en ese campo,
que culminaron con el logro, por el cirujano inglés James Bludell,
de la primera transfusión entre seres humanos. El paciente en cuestión
falleció a las 56 horas de haberse transfundido.6
Con posterioridad, fue por mucho
tiempo un misterio el hecho de que semejante operación fuera tolerada
sin consecuencias por algunos individuos, mientras que en la mayoría de
los casos ésta provocaba reacciones que conducían al choque y casi
siempre a la muerte. Sin embargo, a partir de que el serólogo alemán
Paul Ehrlich introdujera el análisis microscópico de la sangre,7
pudo el bacteriólogo austriaco Karl Landsteiner despejar la
incógnita, al demostrar, primero mediante la experimentación con
animales, que tal intolerancia se debía a una aglutinación de los
eritrocitos. Posteriormente comprobó que el mismo principio regía para
los humanos. En la célebre primera observación que hiciera él mismo
acerca de su trabajo titulado Sobre el conocimiento de los efectos
antifermentativos, líticos y aglutinantes del suero sanguíneo y de la
linfa, Landsteiner estableció que el "suero de personas sanas
no sólo aglutina los glóbulos sanguíneos de los animales, sino también
muchas veces el de sus semejantes. Queda ahora por determinar si este
fenómeno tiene su explicación en la existencia de diferencias
individuales congénitas, o es causado por factores externos que pudieran
hasta ser de origen bacteriano." 8
Después de un tiempo dedicado al
estudio de esta problemática, Landsteiner dio a conocer a la
comunidad científica que la intolerancia de muchos individuos a las
transfusiones estaba genéticamente condicionada por sus grupos
sanguíneos y que no tenía nada que ver con la influencia de factores
externos. Para demostrar su afirmación, se basó en los resultados de los
experimentos que hizo con la sangre de 6 hombres sanos (incluido él
mismo) y la de 6 mujeres embarazadas con sus respectivas placentas. En
un trabajo que publicó en 1901, puso de manifiesto sus observaciones de
un modo conciso: "En un número de casos pertenecientes a un grupo (A),
su suero reacciona a los glóbulos sanguíneos de otro grupo (B), pero no
a los de su propio grupo, mientras que los glóbulos de los integrantes
del grupo A obtienen similar respuesta del suero de los del grupo B. En
un tercer grupo (C), el suero puede aglutinar los glóbulos de los grupos
A y B, aunque el suero de éstos no responde a los glóbulos del primero".9
La cita anterior caracteriza la
definición actualmente vigente de los grupos sanguíneos A, B y O -el
grupo denominado C por Landsteiner, se identifica como grupo O desde
1910-,1 y por otra parte, pone en claro que un individuo del
grupo C=O es un donante universal, pues puede dar una determinada
cantidad de su sangre a cualquier receptor sin que éste sufra trastornos
producto de la transfusión.
Un cuarto grupo sanguíneo clásico
fue descubierto en 1902 por Alfred von Decastello y Adriano
Sturli, 2 colaboradores de Landsteiner.10 En un
principio, ambos científicos lo llamaron "grupo de los sueros sin
identificar", a modo de caracterizar su deficiente capacidad
aglutinante. El nombre de AB, con el que hoy se conoce este grupo, fue
propuesto en 1910 por Emil Freiherr von Dungern y Ludwik Hirszfeld,
del Instituto de Investigaciones del Cáncer de Heidelberg. Ellos fueron
también los que sugirieron el cambio del nom-bre al grupo C por el de O
y los que demostraron que la transmisión hereditaria de los grupos
sanguíneos obedece a la Ley de Mendel.11
A pesar del descubrimiento del
sistema ABO de los grupos sanguíneos, continuaron produciéndose en
ocasiones episodios de hemólisis en las transfusiones, y resulta
particularmente impresionante el hecho de que en 1940, cuando ya contaba
72 años de edad, Landsteiner lograra descubrir la existencia del
factor Rhesus, conjuntamente con Alexander Salomon Wiener.12
Este aglutinógeno, conocido generalmente como factor Rh, se convirtió
muy rápido en un recurso imprescindible para la determinación de los
grupos sanguíneos y para evitar la producción de reacciones hemolíticas.
Poco tiempo antes de la muerte de Landsteiner, se publicaron los
resultados de un estudio hecho por él y Wiener acerca de la
transmisión hereditaria del factor Rh.13
En estos apuntes no puede tampoco
dejar de mencionarse el descubrimiento de Landsteiner y Philip
Levine de otros 3 factores sanguíneos humanos, a los que llamaron M,
N y P y que aún se utilizan en el diagnóstico y prevención de ciertas
situaciones poco frecuentes de intolerancia a las transfusiones.14
Dicho hallazgo, que tuvo lugar en 1927, llevó a Landsteiner a la
conclusión de que cada persona tiene características serológicas
individuales y específicas. Con sus trabajos para encontrar la
explicación a la aglutinación de los eritrocitos, tuvo además la
oportunidad de ser el primero en discernir el fenómeno de la
autohemólisis, responsable de las anemias hemolíticas por autoinmunidad.1
El descubrimiento de los grupos
sanguíneos humanos fue un motivo más que justificado para que
Landsteiner fuera merecedor del Premio Nobel de Medicina y
Fisiología, el cual recibió en 1930. Además de todos los hallazgos de
este científico antes descritos, los métodos por él desarrollados para
la caracterización inmunológica de ciertas enfermedades como las
hemólisis autoinmunes, la hemoglubinemia pa-roxismal nocturna, la
sífilis y la poliomielitis,1 son todavía de gran importancia
para la investigación y el diagnóstico en el campo de la inmunología.
Referencias bibliográficas
- Wilmanns JC, Wilmanns W. 95 Jahre Blutgruppenbestimmung. Karl
Landsteiners geniale Entdeckung. Münch med Wschr 1996;138:516-8.
- Harvey W. Exercitatio anatomica de motu cordis et sanguinis in
animalibus. Frankfurt am Main, 1628.
- Malpighi M. De pulmonibus. Bologna, 1661.
- Lower R. The method observed in transfusing blood out of one live
animal into another. Philosoph Transactions 1665;1:353-8.
- Denis JB. Lettre ... touchant deux expériences de la transfusion
faites sur des hommes. Paris, 1667.
- Blundell J. Some account of a case of obstinate vomiting, in which
an attemp was made to prolong life, by the injection of blood into the
veins. Med chir Transactions 1819;10:296-311.
- Silverman M. Guerra a los microbios. De Lister a Ehrlich y al 205.
En: Drogas mágicas. 2 ed. Buenos Aires: Ed. Sudamericana, 1943:155-93.
- Landsteiner K. Zur Kenntnis der antifermentativen, lytischen und
agglutinierenden Wirkungen des Blutserums und der Lymphe. Centralbl f
Bakteriol Parasitenk u Infektionskrankh 1900;27:357-61.
- .Ueber Agglutinationservscheinungen normalen menschilichen Blutes.
Wien klin Wschr 1901;14:1132-4.
- Decastello A von, Sturli A. Ueber die Isoagglutinine im Serum
gesunder und kranker Menschen. Münch med Wschr 1902;49:1090-5.
- Dungern E von, Hirszfeld L. Ueber Vererbung gruppenspezifischer
Strukturen des Blutes. Z Immun Forsch Exper Ther 1910; 6:284-92.
- Landsteiner K, Wiener AS. An agglutinable factor in human blood
recognized by immune sera for Rhesus blood. Proc Soc Exper Biol Med
1940;43:223.
- Wiener AS, Landsteiner K. Heredity of variants of the Rh type.
Proc Soc Exper Biol Med 1943;52:238-40.
- Landsteiner K, Levine P. A new agglutinable factor differentiating
individual human bloods. Proc Soc Exper Biol Med 1927;24:600-2.
Recibido: 21 de octubre de 1996. Aprobado: 24 de noviembre de 1996.
Lic. José Antonio López Espinosa. Centro Nacional de Información
de Ciencias Médicas. Calle E. No 452, entre 19 y 21, El Vedado, Ciudad
de La Habana, Cuba.