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La nana gorda.

 

Jolhe

 

Despertarse para  encontrar que el cuarto ha sido invadido por la gordura de una mujer quien mira severamente, asusta a cualquiera. Toño no fue la excepción. Se puso  a dar de gritos hasta que su madre acudió al cuarto. La desconocida ni siquiera le sonrió para que le tuviera confianza ; fue su madre quien le explicó que se trataba de un santo remedio para su mal.

n    ¿Mi mal ?

n    Si, no te hagas, ya sabes cuál es tu mal.

n    Y ella ¿qué tiene que ver con mi mal ?

n     Me la recomendaron como eficiente medicina. Ya lo descubrirás.

Bastó que la desconocida mirara a la mujer y ella se  alejara del cuarto. Toño quiso tragarse toda la saliva que podiera producir su boca  mas no pudo. La mujer intentó jalar las sábanas para que l niño se levantase.

n    se quiere salir, por favor, me voy a levantar.

n    El pequeñito está mojado.- Dijo la desconocida con voz gruesa. Lo tenemos que cambiar.

n    Me cambia, mangos. Desde hace mucho yo lo hago solo. Se quiere salir.

n    Que para eso tiene nada. Un niño bueno no se pone groserito con su nana.  Déjese cambiar.

n    Nana, nana yo. Pero su tengo 14 años. La semana que entra cumplo  quince. A mi edad aya no se tiene nana.

n    Entonces, ¿yo que soy ? Los angelitos como usted obedecen las disposiciones  de sus padre. Vamos a cambiar al nene, lo vamos a cambiar.

Por más oposición que quiso poner Toño, no pudo con la fortaleza de la gorda que acabó por  descubrirlo para encontrarle con el calzoncillo mojado. La mujer  hizo que saliera de la cama para meterle en el baño. Abrió la regadera  y lo bañó sin importar que el chamaco se pusiese a gritar sin acudir nadie a su auxilio.

n    Déjeme. Ya soy mayor para bañarme yo solo.

n    Andale angelito, no seas renegón. Vamos a lavarle bien su cabecita, y su cuerpecito. Vamos a tallarlo para que se le quite ese feo olor a orines.

n    Que me deje a mi solo. ¿No me oyó ?

n    No haga berrinche que se ve muy feo. Ya mero vamos a acabar.

Por más esfuerzos que hizo, Toño no pudo vencer a la mujer quien lo trataba como si fuera su muñeco. Lo sacó del baño, le enrrolló en una toalla y lo regresó al cuarto. Sacó de su closet una camiseta y un pañal desechable. Lo hizo que se acostara sobre la alfombra y ahí lo cambió, antes, poniéndole aceite para niños y espolvoreándole bien de talco. Toño se revelaba pero no podía acabar con esa pesadilla.

n    Yo no me orino en el día. Ese es un accidente que solo tengo durante la noche. No soy un bebé. No quiero que me ponga ese pañal.

n    Andale mi angelito. Te hace mal hacer berrinches tan temprano.

n    Mamá, mamá, no quiero, no quiero.

n    No le de lata a su mamá. Ahora vamos por su desayuno

Sin ponerle nada más, lo llevó al comedor. Por lo visto su madre había desaparecido pues no acudía a su llamado. En su lugar había un babero que antes no había existido. La gorda se lo puso en el cuello. Fue a lla cocina y le preparó el desayuno.

Toño estaba confundido, ni siquiera sabía lo que le estaba pasando. Aprovechando la distracción de la gorda, se levantó de su lugar y fue a buscar a su madre. Por ningún lado la encontró. A la que volvió a encontrar fue a la mujer, quien le hizo que se volviera a sentar.

n    Andale mi angelito, vente a sentar. Tu mami salió de compras ,  a mediodía regresa. No te preocupes. Yo estoy aquí para cuidarte.

n    No necesito que me cuide. Soy un adolescente. Es sábado, quiero ir a jugar con mis amigos.

n    Desayuna mi amor y después juegas en el jardín. Es muy peligrosos que los nenes salgan a la calle. Más al rato te llevo a pasear al parque.

n    Ni loco. Yo no necesito que me lleve al parque. Voy solo con mis amigos.

n    Anda, anda, a ver, a ver, abra la boquita para que entre el barquito.

La gorda, le llevó la cuchara hasta su boca. Toño no quiso abrirlla.

n    Yo como solo.

n    Vamos mi bebé., abre tu boquita.

n    No soy ningún bebé.

La mujer aprovechó cuando Toño hablaba, para meterle lla comida.

n    Así está muy bien. Qué lindo come.

Llenó de nuevo la cuchara y se la llevó a la boca. Toño estaba perdido, no podía con aquella mujer. Tuvo que  aguantarse a que le diera de comer. Al terminar le ordenó :

n    Ahora a tomarse su chocolatito. Que la nutrición de un bebé no está completa si no se toma su chocolatito.

Le acercó un biberón que ya le tenía preparado.

n    Usted está loca. Yo no tomo biberón. ¿Dónde está mi mamá ?

n    No llores, preciosura, al rato viene tu mami. Anda. Tomate tu chocolate viendo las caricaturas en la tele, mientras que cambio las sábanas mojadas de tu cama. Después voy a llevarte al parque.

n    Yo no voy con usted al parque. Quiero vestirme. Me quiero ir con mis amigos.

La gorda hizo como si no escuchara. Lo dejó en la sala y se fue viendo la televisión y se fue a levantar el cuarto.

Toño, de plano, no sabía que hacer. Le quito el chupete a la botella para tomarse el chocolate. Ni siquiera las caricaturas le divertían. No se atrevía a acercarse a la puerta porque no traía ropa alguna sobre el pañal. Esperaba el regreso de su madre pero quien regresó fue la gorda y en las manos traía ropa para acabarlo de vestir.

n    Vamos a ponerte tu ropita. ¿No estás mojado ?

n    Yo no me orino de día, voy al baño.

n    Entonces ven para vestirte.

n    Me visto solo.

n    Para eso me tienes a mi, para vestirte.

Le puso un short y una playera. Unas calcetas y unos guaraches. Después lo peinó.

n    Mira que lindo quedaste.

Lo hizo que se viera en el espejo. Se sintió ridículo. Bajo el short se le notaba el bulto del pañal.

n    ¿Porqué me hace  esto ?

n    Pero si te  ves muy guapo.

n    No soy un bebé. No quiero nana.

n    Anda, vamos a pasear. Te tengo una sorpresa.

n    ¿Más sorpresas no ?

n    Está en el garage.

Lo tomó de la mano para llevarlo al garage, donde le mostró una carriola infantil, únicamente con el asiento más grande.

n    NI crea que me voy a subir en eso.

n    Vamos a ir a pasear. Nada más preparo tu pañalera.

La gorda volvió a entrar en la casa. Toño corrió a esconderse y se estuvo escondido toda la mañana.

 

Al mediodía, al sentir que los suyos regresaban, el chico salió de su escondite. Fue en busca de su madre y de su padre quienes ya estaban sentados en la mesa del comedor. Ahí estaba también su hermano quien era tres años más grande que él. Regresaba de jugar fut con sus amigos. Al ver a Toño se extrañó :

n    Oyes, ¿Y tú que  traes debajo del short ? ¿Es un pañal ?

n    Enrique, deja de burlarte de tu hermano.- Ordenó el Papá.

n    Está bien, está bien. ¿Pero éste ya se va a orinar también de día ?

n    Que no oíste a tu padre, burlón.- Le increpó la m,adre.

n    Si mamá.

A Toño se le vinieron las lágrimas a los ojos. Apenas y si podía hablar.

n    Mami, yo no quiero a esa mujer. Que se vaya.

n    Ya te dije que es el remedio para tu mal.

El padre interrumpió a su mujer :

n    Ya hemos hecho todo contigo y no dejas de hacerte pipí en la cama. Eso sólo significa que quieres eguir siendo un  bebé. Te vamos a dar ese gusto.

n    No, no quiero.

n    Pues entonces, ya sabes lo que tienes que hacer.

n    Pero papá, es que no puedo.

n    Pues entonces, te trataremos como a un bebé, hasta que puedas.

n    No quiero.

n    No se hable más del asunto y ha comer.

n    Andale, te conseguimos esta silla alta.

En ese momento, Toño se dio cuenta de la silla alta, donde lo hicieron sentarse. La gorda le volvió a colocar el babero. Sobre la charola le puso su platito de plástico y le comenzó a dar de comer en la boca. Toño hacía pucheron sin que nadie en la familia le hicieras caso, sólo Enrique, pero para burlarse.

n    Tenemos bebito en casa, tenemos bebito en casa.

n    Cállate, Enrique.

n    Está bien Mamá.

Acabando de comer, la gorda dió otro biberón a Toño, lo llevó a su cuarto para que durmiera la siesta, no sin  antes cambiarlo al darse cuenta de que tenía mojado su pañal.

n    Estando escondido, no pude ir al baño.

n    Para que te escondes. Ande, duerma su siestesita.

n    Pero yo no duermo siesta.

n    Pues ahora la va a dormir. Tómese su botella, lindura.

Toño no pudo hacer la chapuza de la mañana. Se tomó la leche supervisado por la gorda. 

Al despertarse, creyó que la pesadilla se había desvanecido. Sin embargo, al verse, se encontró con el pañal puesto y la botella a un lado. Se levantó de la cama para asomarse por el ventanal. Enrique jugaba con un amigo en el jardín.

El chico temió que su hermano les contara a sus amigos lo que estaba sucediendo. Prefirió quedarse en el cuarto. No quería ser burla para ellos. Rato después entró la gorda :

n    ¿Ya se despertó ? Vamos a cambiarle para que se vaya a jugar. Te hace falta correr y el aire fresco.

n    Aquí me quedo en mi cuarto.

n    Para eso tiene jardín, para que corra.

n    Yo no salgo.

n    Yo sé lo que le conviene.

La gorda lo cambió y le hizo salir a fuerzas del cuarto. Lo llevó al jardín donde Enrique jugaba cascarita con su amigo. Toño se fue a sentar debajo de un árbol, alejado de ellos. Tenía vergüenza.

Manuel, el amigo de Enrique, se fijo en la gorda. Extrañado preguntó :

n    ¿Es Maribel ?

n    ¿Quién ?

n    Maribel. La señora que vino con tu hermano ahorita.

n    ¿La conoces ?

n    Claro. Trabajó en mi casa.

n    ¿En tu casa ? Entonces tu también tienes un hermano meón como el mío.

Manuel puso cara de disgusto y respondió.

n    Ella fue mi nana.3

n    ¿Tu nana ?.- Enrique se iba a reir, pero prefirió no hacerlo.

n    Bueno que tiene de malo. Cada quien con su vida no. Hay cojos, hay bizcos, hay mancos. Nadie es perfecto.

n    Esta bien, yo no digo nada. ¿Y hasta cuando estuvo contigo ?

n    Hasta el año pasado. Y Creo que yo soy el único con quien fracasó.

n    Como.

n    Pues si, me sigo orinando.

Toño escuchaba lo que decían. Eso le dio confianza y se atrevió a acercarse a la pareja.

n    Vente a jugar con nosotros, Toño.- Lo invitó Manuel.- No le hagas caso a tu hermano.

El chico se integró al juego. Enrique estaba desarmado. En contra de los dos no podía.

Tiempo después, extenuados, se fueron a sentar a la sombra. La gorda vino a traerles algo de beber. A los muchachos lles extraño que trajera dos biberones.

n    Hola Maribel.

n    Hola Manolito, como estás.

n    Bien, pero extrañándote.

n    Eso ya lo sé. Hablé con su Mamá.

n    Deberías de regresarte a mi casa.

n    Hoy cuido a otro niño. Ándeles, se cansaron de jugar, refrésquense un poco. Por si las dudas le traje un biberón. Me acuerdo que le gustaba mucho.

n    Me gusta todavía.

Manuel Tomó una de las botellas y la gorda le dio a Toño el otro. Enrique se quedó con el vaso.

n    Salud.- Le dijo Manuel a Toño. Enrique Murmuró entre dientes : “Ridículos”.

Toño Ya no estaba nada apenado al saber que había otros como él. Ahora pareciera querer disfrutar de la mamila para emular al amigo de su hermano quien sin apenarse se tomaba placenteramente el biberón.

Toño se quedó reflexionando. Que pasaría con él. ¿En realidad se curaría de su mal, dejando de orinar la cama, o le llegaría a gustar que Maribel lo tratara como a un bebito, como a Manuel ? Era muy pronto para saberlo.